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Capítulo 13: Asomo de un desastre, Parte II
Tragué pesadamente saliva, pero es que su mirada me fascinaba no iba a mentir, me gustaba que me mirara así, con deseo. Me sentía como una diosa.
Me acosté a un lado de la cama en silencio, no sabía que él pensaba con respecto a mí y lo de anoche, o si iba a querer intentarlo otra vez, pero la verdad era que, estaba muy caliente ahora mismo.
Solo pensar en sus manos y en cómo me tocó me hacía querer acercarme y besarlo, sin embargo la vergüenza también se mezclaba con mi osadía; deteniéndome de empezar algo.
Así que aquí estaba, acostada como una momia mirando el techo.
—Oye, espero que no te sientas incómoda por mi culpa —comentó Dionisio volteándose hacia mí, rompiendo el tenso silencio que se había creado entre los dos de repente.
Tomé una profunda respiración y me atreví a sostenerle la mirada, él tenía esa irritante sonrisa en sus hermosos labios que lo hacía encantador.
—No, realmente te has comportado como todo un caballero. —admití.
¿Cómo decirle que la verdadera culpa era mía con mis miles de inseguridades y demonios internos?
—¿Te gusta la caballerosidad? —preguntó.
Lo miré como si no comprendiera su pregunta.
—¿A quién no? —repliqué confundida.
—No lo sé —lo pensó por un momento—, creí que eras de esas feminazis, el patriarcado y esas cosas.
Fruncí el ceño.
—Que sea lesbiana no significa que esté de acuerdo con esas cosas, no soy extremista —dije—, es decir, si pienso que debería de haber igualdad pero no aplastar al hombre tachándolos como inútiles, ni odiarlos, simplemente, tampoco estoy de acuerdo con el lenguaje inclusivo o cosas así.
—Ah, ahora veo que no eres como pensaba —comentó Dionisio.
Mantuve mi ceño fruncido.
—¿Qué pensabas de mí? —pregunté ahora con curiosidad.
—Que eras una demente —admitió Dionisio sin filtros, ampliando su sonrisa.
Giré los ojos y pregunté con curiosidad:
—¿Y ahora?
—Que solo estás traumada —respondió—. Tal vez por eso eres psicóloga, no te juzgo, cada quién intenta superar sus traumas como puede.
No le respondí porque sí, esta era yo, una chica llena de traumas que por más que trató una y otra vez de superarlos, ellos volvían a perseguirme como fantasmas.
—Es que... —empecé a decir queriendo explicarme pero mi voz se apagó, no sabía por qué de repente sentía que podía hablar de esto con él, tal vez, después de lo de anoche y como se había comportado, sentía un vínculo.
—¿Te hizo tanto daño? —preguntó luego de unos segundos de silencio.
Sentí una amarga sensación en la garganta al recordar esos fragmentos en mi cabeza.
—Sí... —susurré.
—Eras joven. —supuso.
—Una niña. —afirmé—, tenía solo 13 años cuando sucedió.
Él apretó los labios, la vena de su frente marcándose desmostrando que estaba ligeramente enojado pero guardó la calma.
—¿Nunca lo denunciaste? —preguntó Dionisio.
Suspiré, era muy complicado.
Relamí mis labios y negué con la cabeza.
—Es mi tío lejano, fue en las vacaciones de navidad cuando fuimos a visitar a mi abuela en texas hace mucho tiempo, él tiene síndrome de Down —dije con pesar—, me habían dejado sola con él porque yo era una niña y a él le gustaba jugar conmigo, a pesar de tener 34 años tenía pensamientos infantiles... después de lo que sucedió, le dije a mi madre, en seguida nos fuimos de esa casa, nunca más fuimos a visitar a mi abuela, nadie nunca hablo del tema otra vez...
Admitirlo se sentía doloroso.
Lo peor era que nadie nunca hablaba de lo ocurrido a pesar de que veían que eso me había afectado muchísimo, en mi conducta, en mi manera de comportarme, sentía que una parte de mí había muerto ese día, me sentía insuficiente, me sentía temerosa con los demás cuando antes era todo lo contrario, antes era una niña llena de energía sonriente, sentía que nadie podía ayudarme, por eso nunca hablé de eso tampoco...
...Pero aún así lo recordaba de vez en cuando a pesar de que ya había pasado tanto tiempo, pequeños fragmentos que se negaban a borrarse de mi mente y me torturaban.
—Lo siento mucho. —dijo Dionisio— Aún podrías denunciar, a pesar de haber pasado tanto tiempo...
—No, él ni siquiera parece asimilar lo que está bien o lo que está mal, supe que lo metieron a un centro de cuidados especiales, la mayoría de las personas con síndrome de Down no suelen vivir mucho y ya para mi abuela se había vuelto una carga... —suspiré.
Además de que sería volver a verlo y era algo que no estaba dispuesta a hacer.
—Solo quiero olvidar eso, y... —lo miré fijamente a sus ojos avellanas— Ayer no fue tu culpa, realmente estaba pasándola muy bien, creo que es la primera vez que me siento tan excitada por pues... alguien, ayer fuiste muy especial, solo que realmente lo siento, nunca debí cerrar los ojos...
Mi voz se perdió, me sentía patética.
Dionisio se acercó un poco más a mí, sus ojos fijos en los míos cuando se inclinó y besó mis labios, era un beso dulce que me hizo sentir más tranquila. Cuando se separó un poco y su nariz rozó la mía, ahora fui yo la que me incliné hacia adelante y volví a besarlo, esta vez profundizando el beso, sintiendo que sus labios me consumían, sintiéndolos suaves contra los míos, él me respondió con la misma fuerza, su lengua abriéndose paso, en este momento solo quería reemplazar los malos recuerdos por unos nuevos llenos de dulzura, unos que en vez de asustarme y dolerme, me hicieran sonreír.
Él se subió sobre mí sin dejar de besarme y se acomodó entre mis piernas, su respiración completamente agitada, mi cuerpo reaccionando ante él y abrí un poco más las piernas para que se acomodara mejor sintiendo como su erección me rozaba el vientre. De repente rompió el beso y murmuró:
—Mírame, soy yo.
Abrí los ojos encontrándome con sus hermosos ojos avellanas y afirmé con la cabeza.
—Dionisio —susurré, aquí estaba él, nadie más.
Él sonrió y bajó uno de los tirantes de mi vestido mientras decía:
—Solo somos tu y yo.
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*-* no es por nada, pero amo la quimica que tienen estos dos, es tan linda.
instagram: Ysarisareinamoo
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Amor por 4 meses (Completa)
RomanceMildred tiene un problema. Necesita dinero, y es heredera de una gran fortuna que solo podrá cobrar cuando tenga un hijo, sin embargo es difícil para ella porque sus gustos son pues... No le gustan los hombres. Sin embargo arregla una cita a ciegas...