Amor por 4 meses (Completa)

Capítulo 19: Doble vida

Capítulo 19: Doble vida

¿Que dónde estuve anoche?

Pues pasando la mejor noche de mi vida con hombre, de paso abiertamente mujeriego que conocí en una aplicación de citas en internet. Tragué pesadamente saliva y continué llevando los huevos a la encimera intentando parecer indiferente, tal y como ella actuaba cuando yo la visitaba y le hacía el mismo cuestionamiento, ella era también muy evasiva, no le gustaba que se metieran en su vida personal ni mucho menos dudaran de ella.

—Ehm, ¿por qué? —pregunté y saqué un sartén de espaldas a ella para encender la cocina.

—Porque la cama esta ordenada —señaló—, nunca arreglas la cama tan temprano, lo que quiere decir que acabas de llegar.

Joder pero que detallista.

—Si, fui, salí al trabajo que te comenté, luego me quedé donde una amiga a pasar el rato —empecé a decir sin decir exactamente nada concreto a la vez.

—Me dijiste que andabas aquí cuando me contestaste. —señaló mi obvia mentira.

—Sí, salí, llegué, fui a comprar y volví. —dije otra vez rompiendo los huevos y empezando a revolverlos en un plato buscando cualquier otro tema para cambiar de conversación pero no se me ocurría ninguno.

Maldición.

—¿Y las compras? —cuestionó— ¿donde están?

—N.. no había pan aún, además de que llegaste y volví rápido —dije y entonces me voltee tras echar los huevos al sartén para mirarla—, joder Tiara ¿por qué tanto cuestionamiento? Que agotadora eres.

Ella pestañeó un par de veces, sabiendo muy bien que esas eran exactamente las palabras que ella me decía cuando yo la cuestionaba.

Ahora los papeles se habían cambiado.

Y la verdad yo era una terrible mentirosa porque no podía recordar cada una de las mentiras que le decía.

—Porque sospecho que me mientes, Mildred —soltó—, estas tartamudeando.

—N...no —me detuve al darme cuenta de que sí estaba tartamudeando—, no lo estoy.

—Como sea —dijo ella entrecerrando los ojos—, ¿por qué estas tan rara?

Saqué la espátula para revolver los huevos y la miré.

—¿Yo rara? Tú estas rara —repliqué y le eché sal a la comida—, además de que viniste de sorpresa, nunca lo habías hecho.

Ella se quedó en silencio porque yo tenía razón, ¿cuantas veces le rogué que viniera y ella se negó? Ahora venía de sorpresa y pretendía que estuviera bien con eso.

—Pensé que sería un gran detalle. —admitió.

Probé un poco del huevo y apagué el sartén sintiéndome de repente terrible.

Lo era, fue un gran detalle, pero... no en este momento que tenía todavía el sabor de la boca de Dionisio en mis labios y no procesaba todavía parte del fin de semana que pasé con él, solo sentía que mi corazón se aceleraba mucho al recordarlo.

Serví los huevos en un plato de su cena y se lo coloqué enfrente, ella me agradeció pero aun así no parecía tener intención de comer.

Suspiré y tomé un vaso para llenarlo con agua del grifo, tenía de repente mucha sed.

—Ven aquí —susurró ella levantándose y acercándose a mí— dame un beso.

Me sobresalté cuando me volteó hacia ella de manera brusca y el agua que tenía en mi mano se la eché accidentalmente encima.