Capítulo 40: Hasta la muerte

1.7K 293 36
                                    


Capítulo 40: Hasta la muerte

Angelica.

Mi prima Angélica estaba parada al fondo de todos los invitados, una enorme sonrisa invadía su cara, llevaba un vestido blanco y una corona. Fruncí el ceño sin poder creer que quisiera robar mi momento por capricho o por... no lo sé, pero ya eso no parecía nada normal, parecía realmente que mi prima tenía un grave problema para hacerme algo así.

Ya parecía algo mental.

Abrí la boca ligeramente incrédula, miré a Dionisio, tenía la misma confusión en la mirada de no saber qué carajos estaba pasando. Cuando quise decir algo, fue mi mamá la que rompió el silencio sepulcral en un gruñido exasperado, se levantó y la agarró de la oreja, Angélica se sobresaltó.

—Padre, no le haga caso, ella está mal de la cabeza.

Después de que mi madre dijera eso, mi madre sin soltarle la oreja se llevó a Angélica, arrastrándola hasta dentro de la casa; sacándola de ahí.

Todos parecieron ser murmullos y entonces el padre se aclaró la garganta pareciendo tan sorprendido de lo que había acabado de pasar que entonces sin agregar nada más murmuró:

—Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia.

Dionisio y yo nos miramos, no me moví, por ese instante de segundo me quedé congelada al ser consiente del montón de personas observándonos. Noté como dio un paso hacia mí, sus ojos ligeramente brillosos cuando bajaron a mi boca, no respiré sintiendo como si fuera nuestro primer beso, lo cual era absurdo porque hasta estaba esperando un bebé. Sin embargo cuando su boca tocó la mía, fue mágico, me acerqué a él sintiéndome hipnotizada y entonces pegué mi pecho al suyo correspondiéndole como cuando estábamos en la intimidad; besos profundos y con significado, de repente se separó rompiendo el beso trayendo de regreso a la realidad, todo mi cuerpo tembló y una sonrisa vergonzosa cruzó mi boca cuando me di cuenta de que todos empezaron a aplaudir y a celebrar que nos habíamos casado.

Por medio instante, no pensé que fuera una farsa, por medio instante pensé que había sido real; que nos amábamos, que nos habíamos casado por esa razón y no por un contrato o un bebé, por primera vez... sentí que realmente el hombre que sonreía tomando mi mano era el amor de mi vida.

¿Me estaba volviendo loca?

Nunca dudé de mis preferencias sexuales, pero desde que lo conocí... fue como si algo en mí hubiera cambiado por completo mi mentalidad hacia los hombres y hacia las relaciones entre pareja; pero esto era lo curioso, no eramos pareja, pero sentía que con él era libre y... en mi verdadera relación estaba presa.

Bailamos, comimos, y solo fingí ser la novia más dichosa del mundo, pero, siendo sincera; me lo creí la mayor parte de la ceremonia. Cuando estábamos al final de la velada, mis manos estaban envueltas alrededor de su cuello, él me sostenía de la cintura mientras bailábamos Leave the door open de Bruno Mars.

—Me siento tan hipócrita —susurré.

Sus ojos avellanas se iluminaban con la tenue luz del patio, nunca lo había visto tan guapo como esta noche, es decir, Dionisio era guapo, pero hoy tenía una magia especial.

Él relamió sus labios y mi mirada se enfocó en ellos, sentí mis mejillas picar un poco.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque es un contrato y aquí solo estamos engañando a todas estas personas.

Dionisio miró alrededor y luego volvió a mirarme para susurrar:

—¿De verdad crees que esto es una mentira?

La ligera ironía de su voz me hizo sentir mis ojos cristalizarse, un nudo se me enredaba en la garganta, y él continuó diciendo:

—No pienses en eso, solo disfruta de este momento donde solo estamos tú y yo.

No le respondí, solo pegué un costado de mi cara a su pecho escuchando los latidos de su corazón sintiendo que aquí con él, estaba a salvo.

Amor por 4 meses (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora