Capítulo 24: Es mejor que nos demos un tiempo

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Capítulo 24: Es mejor que nos demos un tiempo

Mildred Halt

Estaba nerviosa mientras arreglaba mi maleta, dudé en meter el traje de baño rojo es decir era uno de esos muy provocativos que resaltaban cada curva del cuerpo, era algo demasiado sexy y una parte de mí quería que Dionisio me viera con él puesto, pero luego otra parte de mí decía que no tenía que desear eso, que era incorrecto pensar en eso porque Dionisio no me gustaba.

Es decir, sí, me gustó el fin de semana con él y todo lo que me hizo, pero eso era estrictamente trabajo, nada de alguna situación sentimental, o algo más que... un contrato. Sin embargo recordaba fragmentos de esa habitación, la manera en la que me hizo ponerme de rodillas, como fue paciente conmigo cuando me tocaba o cuando yo... recordé mi pasado. La manera en la que sus ojos avellanas estaban fijos en los míos mientras entraba en mí, su forma de besarme, su manera de tocarme y mi cuerpo estremeciéndose ante el intenso placer que me creaba.

Mordí mis labios y negué con la cabeza. No, ya no podía pensar en eso, sí, estuvo bien... bueno, fabuloso, ¡increíble!, pero fue solo una noche de sexo, de seguro que para Dionisio era una noche más, él era un mujeriego que le gustaba abiertamente el sexo, era como un deporte para él, así que así debía dejar las cosas.

Esto solo era un contrato, un amor de 4 meses donde en unas semanas sabría si por fin estaba o no embarazada, para finalmente continuar con el plan de casarnos y finalmente divorciarnos.

Sonaba complicado, pero todo fuera por las malditas apariencias y no causarle un paro cardíaco a mis padres.

Metí el provocativo traje de baño a mi maleta y luego metí otro más conservador, de ese modo no me arrepentiría ni me sentiría mal de andar... provocándolo, aunque sabía que nada iba a pasar, es decir, ya no me iba a acostar con él, solo sería un sano largo fin de semana con Dionisio y mis padres donde solo fingiríamos.

Terminé de guardar las cosas a mi maleta y la cerré estaba por irme a echar un poco de perfume cuando de repente escuché mi teléfono sonar en mi bolsillo, lo saqué y miré la pantalla, dejé de respirar al ver que se trataba de Tiara, había hablado con ella temprano, pero las cosas realmente habían estado muy mal desde su última visita, ella decía que algo andaba mal, y siempre decía que yo había cambiado, parecía que había desarrollado una especie de apego emocional hacia mí.

Ahora comprendía como era yo antes con ella, como si de repente nos hubiéramos invertido los papeles, la diferencia era... que sentía que cada día mi amor hacia ella disminuía ¿o era costumbre? No podía estar segura.

Suspiré y apretando los labios contesté:

—Hola —dije—, voy saliendo.

—¿Con quién irás? —soltó.

Otra vez, ya le había explicado esto varias veces.

—Un amigo me va a acompañar —dije—, ya te lo dije.

—Sí pero luego recordé que tu no tienes amigos. ¿Qué no me estás diciendo? ¿Hay otra?

—No hay otra —expuse—. Y claro que tengo amigos, he hecho amigos e iré donde mi madre, no a una orgía lésbica, solo cálmate.

Ella suspiró, podía saber que lloraba del otro lado de la linea, me sentía terrible, pero no le había mentido, no era un mujer, era un hombre, ¿se podía clasificar como infidelidad? Tenía un gran enredo en mi cabeza.

—No quiero esto. —escuché que dijo con la voz quebrada.

—No tienes por que ponerte así —dije negando con la cabeza—, te juro que pronto las cosas mejorarán...

—Siento que me estas dejando a un lado.

—No lo hago.

Ella se quedó en silencio, y la escuché gimotear.

—No llores... —susurré sintiendo remordimiento.

—Tenemos que darnos un tiempo. —soltó.

Me apoyé de la pared, no me sorprendía, ya venía diciéndome esto desde hace unos días.

—¿Eso es lo que quieres? —dije ligeramente harta, ya no iba a rogar diciendo que se calmara, ya estaba cansada de esto.

—No lo sé —dijo— pero tal vez sea lo mejor.

Si eso era lo que ella quería, tal vez sería lo mejor. No me sentía nada bien pensando en lo que Dionisio me hizo aquella noche y teniéndola a ella... que no recordaba algo más que sonrisas o alegría, no esta intensidad.

—Vale. —susurré por fin.

—¿Es todo lo que dirás?

Fruncí el ceño.

—¿Qué quieres que te diga? —dije sin comprender.

—¿Te pido un tiempo y tu solo dices "vale"? —dijo con irritación.

Solté un suspiro, sentía que no íbamos a ninguna parte.

—Escucha —dije— hablamos luego, por favor.

—Si me cuelgas —amenazó— no voy a volver a llamarte.

—Vale, entonces cuelga tú. —dije frustrada.

Ella colgó, pasé una mano por mi cabeza y vi los mensajes de Dionisio diciendo que estaba esperándome abajo. Sin embargo cuando abrí la puerta del apartamento vi que él estaba frente a la puerta a punto de tocar.

—Hey —dije sobresaltada y sin saber por qué mi corazón saltó de mi pecho observándolo, parecía recién bañado por su cabello húmedo, llevaba un suéter marrón con jeans oscuros y zapatos lustrosos, su mirada estaba fija en la mía cuando sus labios se estiraron en esa sonrisa que me revolvía el estomago.


¿Qué pasaba conmigo?

Amor por 4 meses (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora