—¡Baja eso ya!—¿Por qué?
Se acerca haciéndome correr alrededor de un arbusto.
—Eso es... simplemente... ¡Ew! Es asqueroso. ¡Aléjalo de mí!
—¡Pero si solo es una oruga!
—¡Liam, bájalo!
Rueda los ojos y se acerca despacio hasta mí con una sonrisa malévola en sus labios.
—Es solo una oruga —repite.
Retrocedo asustada.
—Un paso más y te golpeo con... —miro a mi alrededor en busca de algo— esto —tomo un rastrillo y le apunto con él.
—Eres una cobarde —comienza a reír a carcajadas.
—Sí claro, lo que tú digas pero baja esa cosa —señalo la oruga con una mueca de desagrado.
—Te ves más bonita enfadada —pongo cara de fastidio.
Vuelve a colocar esa cosa horrorosa en su lugar y suspiro aliviada.
Te preguntarás como terminamos así, pues...
A ver... no se burlen, se me ocurrió salir al jardín atraída por unos hermosos girasoles, Liam decidió cortar uno para mí y pues... traía oruga y todo incluido.
Eres idiota.
¡Es fea! ¡Y se mueve mucho! ¡Y me miró raro!
¡Es una oruga! ¿Cómo te va a mirar raro?
¡Le tengo pánico y punto!
Cobarde.
Liam seguía riendo a carcajadas mientras yo devolvía el rastrillo a su lugar. Lo fulmino con la mirada consiguiendo que llore de la risa.
—Cobarde —dice secando sus lágrimas.
—Imbécil —volteo los ojos en blanco.
Entramos en la cabaña para desayunar y mientras yo miraba a todos lados buscando que no hubiesen más orugas, mi querido chef de ojos grises preparaba el desayuno.
Sí, había descubierto que cocinaba delicioso.
Es el hombre perfecto.
Totalmente de acuerdo.
Nos sentamos a la mesa y me quedé embobada observándolo mientras comía. Sus hermosos labios rojos se curvaron en una sonrisa traviesa y levantó sus ojos clavándolos en los míos.
—¿Se ha escapado la comida de tu plato al mío?
Consigue que mis mejillas se tiñan completamente de rojo.
—Es que me gusta más el melón y te lo has llevado todo —intento sacar un pedazo de su plato con el tenedor.
—Si claro —ensancha aún más su sonrisa.
Me retira la mano sin dejarme tocar nada y corre su silla hasta quedar a mi lado.
—Ahora, ¿qué fruta era la que querías?
Sus ojos me observan divertidos y su sonrisa pícara me pone de los nervios.
—¿M-mango?
Sonríe logrando ponerme aun más nerviosa.
Lleva su mano hasta mi mejilla y comienza a acariciarme atrayéndome hacia él.
—Creía haber escuchado antes melón —dice tan cerca de mi boca que siento como su aliento roza mis labios.
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Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)
Teen FictionOlivia Wilder y Carrsville, una chica en un pueblo invisible. En Carrsville nunca ocurre nada interesante, es un pueblo aburrido y Olivia lo sabe. Un pueblo alejado del mundo y olvidado por el paso de los años. Nunca ha ido más allá de sus muros, a...