¡Es que me odio!Espera que me confundes chica, ¿ahora te odias a ti misma? ¿qué no lo estábamos odiando a él?
¿Te puedes apagar un rato?
Recojo mis cosas y salgo de la sala a toda velocidad. ¡He quedado como una idiota! ¿En serio tenía que darse cuenta?
¡Menuda suerte la mía!
Me dirijo hacia la salida, necesito un café bien cargado para aguantar este día de...
¡Joder!
Me pego de frente con algo. Más bien con alguien.
Levanto la cabeza lentamente con el ceño fruncido y me encuentro con un torso muuuuy bien definido y unos brazos que...
Termino de levantar la cabeza y...
¡El destino en serio me odia!
—Hola —una sonrisa adorna sus labios y sus preciosos ojos grises no ayudan a mi nerviosismo observándome de esa manera.
Miro a todos lados nerviosa. Perfecto, nadie ha notado nuestra presencia.
—Hola —sonrío tímidamente.
Ha cambiado, su cabello se ha oscurecido, está más fuerte y ya no tiene esos rasgos de niño que tanto me gus... Que tan bien le quedaban.
Sí claro, totalmente.
—Ha pasado tiempo.
—Mucho tiempo —juego con mis dedos nerviosa.
—¿Podemos hablar?
—Brian no creo que sea buena idea, tu hermano...
—Mi hermano sigue siendo un gilipollas —pone los ojos en blanco—. Vamos solo serán unos minutos. Te he echado de menos Liv.
Veo la súplica en su mirada. ¿Quién no caería de rodillas ante esos ojos?
—Espérame en la cafetería que queda a dos cuadras. No quiero más problemas con tu hermano, Brian.
Asiente con la cabeza y luego se marcha. Miro a mi alrededor, nadie parece haberse percatado de nuestra presencia.
Arreglo mi cabello y salgo de la empresa.
Si Liam se entera de esto no solo me quedo sin trabajo, sino que lo pierdo a él nuevamente.
Llego a la cafetería y enseguida mis ojos se clavan en el rubio que me espera sentado en una de las mesas más apartadas.
Le dedico una sonrisa y camino hacia él. No soy tonta, me doy cuenta rápidamente del repaso descarado que me acaba de dar.
—Una foto te duraría más —sonrío sentándome en la mesa.
—Mejor no te digo lo que haría con una foto tuya.
—No cambias idiota—pongo los ojos en blanco.
Le hace una seña a la camarera y esta se acerca a nosotros.
—Un capuchino doble con leche descremada para el caballero y para mí un café negro bien cargado —digo.
La chica toma nuestro pedido y se aleja nuevamente de nosotros.
—Aun te acuerdas —una sonrisa se asoma en sus labios.
—Pasé mucho tiempo atendiendo tus caprichos en el lugar de esa chica.
—Hubo varios caprichos que siempre te negaste a atender.
—Brian...—mi voz suena a advertencia.
—Está bien —resopla— ¿Por qué la empresa de mi hermano Liv?
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Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)
Ficção AdolescenteOlivia Wilder y Carrsville, una chica en un pueblo invisible. En Carrsville nunca ocurre nada interesante, es un pueblo aburrido y Olivia lo sabe. Un pueblo alejado del mundo y olvidado por el paso de los años. Nunca ha ido más allá de sus muros, a...