Capítulo 18

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LIAM:

La vida es una mierda. Justo cuando piensas que todo vuelve a retomar su curso, que las cosas van bien te recuerda que nada es como quieres, que no tienes derecho a ser feliz si a ella no se le da la gana.

—¿No contestas? —pregunta Olivia en su sitio. Es clara la decepción en su mirada.

Salgo del auto sin responderle. Descuelgo el teléfono para escuchar a la arpía del otro lado.

—¡Hola cariño!

—¿Qué quieres Laila? No tengo tiempo para tus estupideces.

—¿Sabes? La prensa anda preguntando mucho últimamente. Somos la noticia del momento, tal vez ellos sí tengan tiempo para mis estupideces.

¿Qué karma estoy pagando?

—¿Qué quieres?

—Saber cómo le va a mi futuro esposo en su viaje.

—Hablo de la verdadera razón —masajeo mi entrecejo cansado de la situación.

Pues... —esto no suena nada bien— Tengo una entrevista en unas horas, sabes que preguntarán por tí. ¿Qué les respondo? ¿Qué estás en un viaje con tu amante o les muestro el anillo que me regalaste?

¿Acaso está loca?

—Yo no te he dado ningún anillo —respondo manteniendo aún la poca calma que me queda.

Justo por eso cariño. Tú no me lo darías nunca, yo lo he comprado. Ahora responde a mi pregunta, ¿prefieres que deje tu imagen por el piso? ¿Vas a dejar todo lo que has conseguido hasta ahora por una pueblerina que, en cuanto tuvo la primera oportunidad, te cambió por tu hermano?

Sus palabras hieren, porque en parte tiene razón. Amo a Olivia como el primer día, pero no estoy dispuesto a perderlo todo. No estoy dispuesto a perder algo que me costó cuatro malditos años construir.

Es cierto, no me traicionó, no estuvo con Brian realmente... pero si se fue.

Sí me dejó solo con todo lo que sentía, sí se fue sin dar explicaciones. Sí me abandonó y me condenó a cuatro años de sufrimiento cuando yo el único error que cometí fue amarla.

Sí me hizo daño y, aunque me rompió en mil pedazos, yo no puedo dañarla.

—Haz lo que se te venga en gana.

Cuelgo el teléfono volviendo al auto. Entro y Olivia no despega la vista de la ventana.

—No es... —Intento explicarme pero soy interrumpido por sus palabras.

—No tienes por qué darme explicaciones. ¿Es tu novia no? —sonríe amargamente— Tu futura esposa, y yo... Yo solo sigo siendo el fantasma que atormenta tú día a día.

—Olivia no digas... —vuelve a interrumpirme con los ojos empañados con lágrimas.

—Solo digo la verdad, mereces ser feliz y si ella es la persona que escogiste yo no soy quién para interponerme.

Sus ojos se empeñan en llorar mientras ella reprime las lágrimas. No merecemos hacernos más daño, pero el destino no lo ve así, porque siempre que pone a uno en el camino del otro nos hace llegar tarde.

Quiero decirle toda la verdad, quiero explicarle mi real situación con Laila, pero me reprimo pensando en el caos que eso traería consigo.

Pongo en marcha el auto sin decir una palabra más. Temo dañar aún más lo que hay entre nosotros, porque sí, aunque no sea fácil y nos cueste admitirlo, siempre va a seguir habiendo algo entre nosotros.

Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora