Capítulo 21

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Abro los ojos lentamente intentando adaptarme a la luz. ¿Me quedé dormida? ¿En serio? Pero si no estoy en casa.

Me muevo incómoda y un pinchazo horrible recorre mi espina dorsal.

—¡Auch!

—¿Estás bien?

Esa voz logra despertarme completamente. Liam me mira preocupado con sus manos fijas en el volante.

—¿Liam?

¿En serio me quedé dormida en el coche de Liam?

Una sonrisa se forma en sus labios dejando ver sus hermosos hoyuelos.

—¿Dónde estamos? —pregunto aún aturdida.

—Digamos que te he secuestrado —se encoje de hombros logrando que abra mucho los ojos.

—¡Llévame a casa ahora!

—Oh vamos, no seas aburrida.

¿De dónde me suena eso?

—No soy aburrida —resoplo y me cruzo de brazos.

Estaciona el auto frente a una cabaña de color marrón enorme. Bajo fascinada con la vista. Tiene un jardín precioso lleno de flores y la entrada principal está rodeada por dos robles que casi tocan el cielo.

Me toma de la cintura y me atrae hacia él dejando mi espalda contra su pecho. Aparta el cabello de mi cuello y me besa.

—¿Te gusta? —dice en mi oído.

—Esto es... es...

—Precioso, sí lo sé —me voltea hacia él— cuando lo vi pensé en tí.

—¿Qué hacemos aquí?

—Te prometí hacerte feliz por tres semanas, ¿no?

Tres semanas...

—O sea que me vas a secuestrar por tres semanas —le sonrío y enarco una ceja.

—Que más quisiera —sonríe de lado— pero solo puedo tenerte secuestrada un fin de semana sino tu abuela sospechará que no estás con Ámber, y no creo que tarde mucho en venir a buscarme con esa vieja escopeta que tienen en casa y tanto presume.

—¿También les enseñó la escopeta?

—Sí, —se encoje de hombros— el día que cenamos en tu casa. Creo que quería dejarnos claro a Brian y a mí que no nos quería cerca de sus nietas.

—Oh —sonrío.

—Ya veo de quien has sacado el carácter.

—Créeme, no fue de ella, si crees que tenemos carácter fuerte es porque nunca conociste a mi madre —nos adentramos en el jardín.

—¿Tu madre? Por favor háblale bien de mí, no quiero que me mate antes de conocerme.

—Es imposible que la conozcas — miro mis pies con una mueca de tristeza.

—Tan malo soy que no quieres presentarme ante la suegra —me acuna el rostro entre sus manos.

—No es eso Liam, mis padres... ellos... —una lágrima se escapa de mis ojos.

¡Joder! ¿Por qué tiene que seguir doliendo cada vez que hablo de ellos?

Liam me aprieta contra su pecho. Sus manos firmes acarician mi espalda mientras nos sentamos en las escaleras que dan a la entrada de la cabaña.

—Mis padres murieron —digo entre sollozos— hace tres años, en un accidente justo en la carretera que da al lago.

—Lo siento mucho Liv —me abraza aún más fuerte.

Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora