Capítulo 4

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OLIVIA

Me quedo inmóvil en mi lugar, no esperaba ver a Brian aquí.

Su cara de confusión cambia a una de total alegría. Tampoco nos habíamos visto en años.

Se acerca dos pasos hacia mí y me estrecha en sus enormes brazos.

No le devuelvo el abrazo. Observo por encima de sus hombros a Liam. Su cara es totalmente inexpresiva.

Realmente sí lo he echado de menos pero no creo que sea buena idea demostrarlo aquí.

Liam tose haciendo que su hermano me suelte y retroceda.

—¡Han sido años sin verte! —me sonríe.

—Pues sí —le sonrío tímidamente colocándome mi mechón de pelo rebelde tras la oreja.

—Bueno —interviene Liam— muy bonito el reencuentro de los tórtolos, pero tú ya te ibas —mira a Brian— y yo necesito trabajar.

—Ya nos veremos Liv —me dice Brian, su expresión se ha vuelto sombría.

Asiento con la cabeza viendo cómo sale por la puerta.

Suspiro pesadamente y me acerco despacio hasta el escritorio. Liam me invita a sentarme.

—¿Y bien?

—Lo siento.

Me enarca una ceja.

—¿Qué tienes para mostrarme?

—Oh eso —soy idiota—. Bueno he revisado la mayoría de los contratos de la empresa, hasta ahora todo está en orden —abro la carpeta sobre la mesa—, sin embargo la última oferta de la compañía con la que se reunió hace pocos días no está del todo bien.

—Es una mierda sí lo sé, por eso no lo acepté.

Enarco una ceja ante su interrupción.

—Pero necesitamos ese contrato. Según los cálculos de Adam las acciones bajarán en un promedio de tres días y...

—Compraremos, sí, dime algo que no sepa.

Qué difíciles haces las cosas, chico.

—Puedo elaborar el contrato a beneficencia de la empresa...

—Para eso te he contratado.

—Liam, ¿me puedes dejar hablar?

—¿Puedes dejar de decir cosas que ya sé?

—¿Puedes dejar de comportarte como un crío?

—¿Puedes dejar de poner mi mundo de cabeza?

Me tenso. La intensidad con que me miran sus ojos grises me pone la piel de gallina.

Oh Dios mío, esto va a ser difícil.

—Has lo que tengas que hacer, no quiero que vengas a preguntarme, quiero el informe completo. Para eso te he contratado. No me hagas arrepentirme.

Me levanto de la silla, tomo la carpeta y me dirijo a la puerta.

—No he dicho que puedas retirarte.

—¿Hay algo más que necesites?

Me observa de arriba abajo y aprieta los labios.

—No te quiero cerca de mi hermano.

Espera, ¿qué?

—¿Disculpa?

—No lo voy a repetir, si quieres conservar el puesto no puedes estar cerca de él.

Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora