LIAM
Nosotros...
Ya no existe un nosotros. Me pregunto si algún día realmente existió.
Fuimos todo y nos empeñamos en joderlo y volvernos nada.
Te empeñaste tú...
Te fuiste dejándome roto.
Juré no hacerte daño y terminé hecho pedazos.
Me destrozó tu maldito abandono. Me rompió en pedazos tu traición, me dejaste vacío, pero me volviste fuerte.
Lo besaste sabiendo que te amaba. No puedo imaginar todo lo que hicieron a mis espaldas. Te entregaste a él aún siendo mía.
Y después te largaste. ¿Por qué no te llevaste contigo tus recuerdos? ¿Por qué no pudiste llevarte también el dulce olor de tu pelo?
¿Por qué tuviste que dejar clavados en mi pecho los dos diamantes que tenías como ojos?
¿Por qué te marchaste Olivia? ¿Por qué me rompiste? ¿Qué te hice?
Nadie responde mis preguntas. Nadie contesta mis llamadas. Nadie me escucha porque sufro en silencio.
Nadie sabe que mi corazón se fue con ella.
Porque se fue...
Se fue y se lo llevó todo. Todo menos sus recuerdos. Todo menos el amor que aún siento por ella.
—¿Señor Neeson? ¿Me está escuchando?
—Sí, —me sacan de golpe de mis pensamientos— y le repito que solo compraremos cuando vuelvan a bajar las acciones en el mercado. Doy por concluida la reunión —me paro dejando a todos con la palabra en la boca, abotono nuevamente mi traje y salgo de la sala de juntas azotando la puerta.
Me dirijo a mi oficina con Clara pegada a mí como una garrapata.
Entro y me siento en mi escritorio. Apoyo mis manos sobre la mesa y pongo mi mayor cara de enfado.
Clara se sienta delante de mí e ignora mi cara. Son cuatro años trabajando juntos en esta empresa como accionista mayoritaria y director ejecutivo, siempre ha sido mi mano derecha. Ya no hay nada con respecto a mí que pueda asustarla.
Clara es el tipo de mujer que todo hombre desea. Alta, con curvas pronunciadas, piernas perfectas, cabello negro y ojos verdes. Toda una diosa en cuanto a belleza.
Todo hombre la desearía, excepto yo.
—¿Qué ha sido todo eso? —dice llevándose la tasa de café a sus labios.
—No estoy para sermones —aflojo un poco el nudo de la corbata.
—Sabes que necesitamos comprar esas acciones —me enarca una ceja.
—Así como necesitamos un nuevo abogado que se encargue de toda la parte jurídica de la empresa y aún no lo has encontrado.
Logro que se calle.
—Sabes que no es fácil —replica.
—Tienes una semana más Clara, solo una semana o pondré al primer payaso que encuentre en ese puesto.
—Lograrás llevar a Nee-Jon Companies a la quiebra.
Volteo los ojos en blanco y le hago un gesto para que salga de la oficina.
Giro la silla y observo la ciudad a través del cristal.
New York. ¿Quién diría que iba a volver aquí y me convertiría en lo que soy hoy?
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Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)
Novela JuvenilOlivia Wilder y Carrsville, una chica en un pueblo invisible. En Carrsville nunca ocurre nada interesante, es un pueblo aburrido y Olivia lo sabe. Un pueblo alejado del mundo y olvidado por el paso de los años. Nunca ha ido más allá de sus muros, a...