Capítulo 8

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LIAM

¿Por qué tiene que ser así? ¿Es que no podemos ser personas normales?

Cuatro años. ¿Cómo es posible que cuatro años no basten para olvidar a alguien.

Sus ojos azules se clavan en mí totalmente perdidos. Debí mantener la boca cerrada.

-Sube al coche -digo rodeándola y abriendo la puerta del auto.

-No me iré contigo.

-Estás borracha Olivia, solo sube al coche.

-Estoy perfectamente.

Comienza a caminar tambaleándose hacia mí.

-¿Lo ves? -sus ojos se clavan en los míos-. Estoy bien Liam.

Sus tacones la hacen tambalearse y perder el equilibrio. La tomo en brazos justo antes de que caiga.

-¿Perfectamente no? Sube al coche.

-¡Qué no!

-Muy bien.

La tomo en brazos y, a pesar de su pataleta, la subo al coche. La dejo sentada en el asiento del copiloto, rodeo el auto y al entrar pongo en marcha el motor.

-¿Cuantos años tienes Olivia? ¿Seis? Es que como se te ocurre venir a embriagarte sola.

-No creo que te importe.

Y aquí estamos de nuevo, en el punto de partida.

-¿Qué? -digo al ver que sus ojos siguen fijos en mí.

-Lo siento... -sus palabras me tensan completamente, sé por donde viene y no estoy listo para esto.

-¿A dónde te llevo? -evado su mirada.

-Mira estoy borracha, tal vez mañana no me acuerde de nada de esto y solo por eso tengo el valor de decirte que sí -suspira pesadamente- siento mucho lo que sucedió años atrás, pero era la única forma de que me dejaras ir. Nunca quise hacerte daño Liam, no fue la mejor decisión pero ambos sabíamos que lo nuestro no funcionaría. Y la respuesta a tu pregunta es no, ya no estoy rota, ¿sabes por qué? Porque una persona rota no puede amar, y yo llevo cuatro años enamorada de tí.

No respondo, solo me dedico a manejar. ¿Cómo responder a lo que llevo esperando escuchar hace años?

Me abandonó, me dañó, me traicionó con mi hermano y aún así sigo aquí.

No sé su dirección, volteo para preguntarle pero se ha quedado dormida recostada a la ventanilla. Su cabello rubio le cae desordenado sobre la cara y frunce el ceño dormida diciendo palabras sin sentido. Los recuerdos me invaden. Fueron muchas noches observándola mientras dormía, acariciando su cabello hasta que su respiración se volvía pesada y me abrazaba para que no la dejara sola. Yo curé sus miedos, yo la acompañé en sus días más difíciles y ella... Ella simplemente me abandonó, por eso no es tan fácil perdonarla.

Llegamos a mi edificio. Estaciono el coche y salgo con ella en brazos ganándome muchas miradas acusadoras. Lo que menos necesito ahora son paparazzis publicando una foto mía con otra mujer así que me apresuro para llegar al ascensor. Subimos hasta mi piso, forcejeo con la puerta y cuando por fin logro entrar la dejo sobre mi cama.

Tanto tiempo soñando con tenerla aquí...

Alejo esos pensamientos de mi cabeza. Me siento a su lado para quitarle los tacones y luego la cubro con mis sábanas.

Acaricio lentamente su rostro poniendo sus mechones de cabello rebeldes tras su oreja. No debería estar aquí, debería alejarme, pero su belleza sigue siendo demasiado adictiva.

Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora