Y bueno... aquí estoy, parada frente al armario pensando qué ponerme.¿En serio es buena idea salir con él?
Pues no lo sé pero decidí arriesgarme y ya no hay vuelta atrás.
¿Y si no voy?
Ya déjate de tonterías y vístete.
Bueeeno.
Me decido por un vestido azul celeste ajustado a mi cintura y pues sin pensarlo más me maquillo y me pongo tacones blancos. La verdad no sé si me he vestido acorde al lugar donde vamos porque no sé a dónde vamos.
Salgo de mi cuarto y Oriana me mira desde el sofá con esa sonrisa traviesa que la caracteriza.
-¿Qué?
-Nada -sonríe y se encoge de hombros.
-Te odio -volteo los ojos en blanco y se comienza a reír a carcajadas.
Al salir me encuentro de frente con una tormenta que amenaza con arrasar con todo lo que creía seguro. Sí, me está esperando recostado a su auto. Se ve espectacular con unos jeans negros y un jersey del mismo color.
Estás babeando.
Pues sí, quién no lo haría si tiene en frente a un chico como este.
Por fin me ve y una sonrisa pícara se le forma en los labios haciéndome enrojecer. Repasa cada centímetro de mi cuerpo poniéndome cada vez más nerviosa.
-Hola -dice cuando por fin me acerco a él.
-Hola -digo poniéndome un mechón de cabello tras la oreja.
-Te ves preciosa.
Tú igual.
Cállate estúpida, tenemos un trato.
-Gracias -no puedo evitar sonreír, estoy demasiado nerviosa.
Le doy la vuelta al coche sintiendo aún su mirada en mi espalda, abro y me siento en el asiento de copiloto. Justo al abrir la puerta me invade el aroma a él. ¿En serio tenía que oler tan bien?
Entra en el coche sacándome de mi ensoñación.
-¿A dónde vamos? -pregunto cuando pone en marcha el auto.
-¿Te dije que era sorpresa no? -me mira por unos segundos antes de volver a mirar al frente.
-Ya, pero es que no me gustan las sorpresas.
Se encoge de hombros aún mirando al frente.
Nuevamente silencio. Me permito observarlo mientras conduce, su cabello rubio le cae despeinado sobre la frente, el gris de sus preciosos ojos consumiría a cualquiera que los mirase, es imposible no perderse en ellos y esos labios...
-¿Disfrutando de la vista? -me dice logrando que fije la vista al frente con mis mejillas a punto de explotar.
Sonríe al ver que no le respondo y me quedo perdida nuevamente.
Inconscientemente llevo mi mirada hasta su mano en la palanca de cambios. ¿Siempre me han gustado tanto las manos de los chicos?
Obvio no, pero este chico es una escultura digna de admirar.
Intento distraerme mirando por la ventanilla pero es casi imposible teniendo semejante adonis a mi lado.
Doy un respingo al sentir que su mano roza mi pierna, estoy segura de que fue intencional.
Lo miro con las cejas enarcadas y ensancha aún más su sonrisa.
-¿Dónde estamos? -pregunto intentando calmar mis nervios.
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Llegas demasiado tarde (Libros 1 y 2)
Ficção AdolescenteOlivia Wilder y Carrsville, una chica en un pueblo invisible. En Carrsville nunca ocurre nada interesante, es un pueblo aburrido y Olivia lo sabe. Un pueblo alejado del mundo y olvidado por el paso de los años. Nunca ha ido más allá de sus muros, a...