En esta población que anhela el amor solo hay cuerpos calientes y corazones fríos. El afecto, el cariño, aquellos momentos que solían ser románticos se han vuelto superficiales, efímeros. El amor, aquel que alguna vez fue genuino y profundo, ahora solo es una reliquia casi imposible de poseer. Anhelamos sentir amor, pero el amor ahora es de infieles. Nos vemos rodeados de infidelidades, desconfianza, falsas promesas. Tan frágiles y frecuentes que no son más que hojas secas en otoño. Mientras ellas se van con el viento, atrás quedaron los días en el que el amor era puro y duradero, dónde los gestos de cariño eran sinceros y significativos. Ahora vivimos en un mundo en el cual las relaciones son efímeras, donde la lealtad es escasa y la conexión emocional es superficial. Nos hemos acostumbrado a amar sin compromiso, a buscar la gratificación instantánea y a descartar a las personas como si fueran desechables.
Esta falta de autenticidad en el proceso de amar nos deja con un profundo vacío. He de sentirme desagradado ante esto. Simplemente es repugnante ¿Dónde quedó la magia de esos momentos románticos que nos hacían escapar de la realidad, dónde quedaron esos gestos que calentaban nuestros corazones. Le sumerjo en la melancolía de aquella sonata delicada que se cuela en mis oídos como un susurro de lo que solía ser y lo que hoy anhelamos, un verdadero amor, uno que trascienda la superficialidad y perdure a lo largo de la relatividad del tiempo.
Es momento de reflexionar sobre nuestras acciones y reconectar con nuestra humanidad. Debemos no solo recordar sino volver a experimentar lo que es el amor genuino. Solo así podremos derretir el hielo que aprisiona a nuestro corazón.
“El fuego no está apagado aún”
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Pensamientos de un adolescente
Poetry"En nosotros mismos está la respuesta a nuestros problemas".