Bajo el manto oscuro de lo incierto la muerte acecha sin previo aviso. Nos recuerda que la vida es un concierto donde el tiempo es fugaz y preciso.
¿Vivimos o solo estamos en este andar?
Cada latido cuenta, cada suspiro importa. La muerte nos invita a reflexionar sobre la valía de cada experiencia vivida y soñada. No desperdiciemos días en vano, abracemos la vida con pasión y fervor.
Aprovechemos cada instante humano y hagamos que nuestra existencia tenga valor.
La muerte nos susurra al oído que el tiempo no espera, ni se detienen. Que en cada latido hay un destino cumplido y en cada segundo, una oportunidad se mantiene. Así que no vivamos solo por vivir, busquemos la plenitud en cada paso.
Aprovechemos el regalo de existir y dejemos huellas en este vasto espacio.
La muerte nos muestra que todo es efímero, pero en nuestras acciones está la eternidad. Vivamos con propósito, sin miedo y transformemos la vida en una bella realidad.
La muerte es un misterio que nos inquieta, un enigma que nos hace temblar. Nos recuerda que la vida es una meta y que la muerte puede llegar sin avisar. No sabemos cuándo ni cómo llegará, pero sí sabemos que llegará algún día. Por eso, no dejemos nada a la mitad, vivamos cada momento como si fuera el último día.
La muerte nos desafía a vivir con intensidad, a amar sin miedo y a arriesgarnos más. A valorar cada momento de felicidad y a disfrutar de cada amanecer y cada atardecer fugaz.
No dejemos que la muerte nos paralice, ni que nos haga olvidar lo importante. Aprovechemos cada instante, cada día y dejemos una huella en este mundo fascinante.
La muerte es parte de la vida, no lo olvidemos, un recordatorio de nuestra finitud, pero también es un llamado a ser valientes y soñadores, a vivir con pasión y gratitud.
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Pensamientos de un adolescente
Poetry"En nosotros mismos está la respuesta a nuestros problemas".