the moon and the stars

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Mientras apreciaba el cielo nocturno de la nada viniste tu a mi mente, la luna brillo aún más, las estrellas formaban la silueta de tu cuerpo y la belleza de tu rostro. Fue imposible evitar llorar ante semejante espectáculo, semejante regalo de la luna y las estrellas. Aunque no estés aquí aún así puedo verte, y sí mi destino es envejecer sin poder volver a tenerte, moriría feliz sí al menos puedo volver a verte.

Aquella noche serena, tranquila, me llenaba de paz. Ese mirador era sensacional, aproveché cada minuto de silencio, me puse a leer bajo la luz de la luna aquellas cartas que hacías, y juro que cada que leo lo que me escribías puedo oír tu voz y sentir aquellos sentimientos que transmitias.

La noche era perfecta para una bella velada, brinde contigo en tu ausencia, y solté varios poemas al aire que redactaban  todo lo que te amé. En lo más profundo de mi ser hay algo que me dice que debería dejarte ir, pero no sé cómo hacerlo, ya que no quiero estar sin ti. Solo me hago daño, y lo se, soy conciente de que esto no es sano, está bien tener recuerdos, pero no es de cuerdos tener recuerdos por obsesión.

Me aferro a la idea de encontrarnos de nuevo y decirte todo lo que siento, todo lo que te odio, todas esas cosas que hacen que te amé más, más y  cada vez más, cada día más que paso sin ti es un día más que siento morir.

“¿De qué me sirve estar vivo sí no puedo vivir? Lo único que quiero es vivir una vida contigo y sí no puedo hacerlo, prefiero no vivir”.

Pensamientos de un adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora