Restless nights

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En el corazón de una ciudad donde las noches invernales nunca descansan, nací, llevando siempre conmigo esta vida. Mis venas, un hielo perpetuo que se niega a sangrar. Mis suspiros resuenan como un eco melódico, un "ooh" que se repite en cada rincón de mis días.

Cada intento por repararme, lo sé, es una búsqueda infructuosa de esa pieza perdida. Cuando lloras y admites que me extrañas, respondo con mentiras, asegurándote que nunca me alejaré. Pero en ese acto, he sacrificado tu amor por las sombras que abrazan la noche.

No deseo ataduras, resisto el impulso de ceder por completo. No quiero sacrificar mi libertad por tu amor, aunque intento, aunque lo intento sinceramente. Mi tiempo es mi tesoro, y amo cada instante que me pertenece.

En los momentos más difíciles, te sostengo, como un faro en la oscuridad que sugiere que la vida aún vale la pena vivirla. Aunque podamos desmoronarnos y reconstruirnos como amigos íntimos, advierto: no te permitas caer en el abismo de los sentimientos, porque en esa danza, he sacrificado antes y no deseo repetirlo.

Mi amor, como una balada susurrada al viento, es una lucha constante entre el deseo de conexión y la necesidad apremiante de independencia. Y mientras lo intento una y otra vez, quiero que sepas que, aunque pueda fallar, he tratado de mantener mi tiempo, mi valioso tiempo, como un tesoro inquebrantable.

Pensamientos de un adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora