Apenas abrió los ojos se encontró con una anciana durmiendo en su hombro, la acción le pareció tierna y al mismo tiempo desagradable por la baba que soltaba la anciana en su suéter, aquello le quito todo lo dulce a la escena, agito su hombro para que despertara. Esta lo hizo pero seguía medio somnolienta cayendo de nuevo dormida más no iba a soportar siguiera manchando su ropa por lo que quito su cabeza con la mano para que despertara.
Lo hizo pero con su brusca acción se gano un regaño de la mujer mayor quien no se aguanto de decir lo que pensaba de su gesto, esta sin más escucho obediente, acabado el reclamo de la mujer decidió disculparse formando una sonrisa sarcástica.
- Lamento mucho mi accionar, pero de otro modo usted no hubiera despertado, entonces habría dejado caer hasta su dentadura sobre mi regazo.
- Que grosera muchacha!
- Soy Amelia, encantada- extendió su mano con una mirada burlona, provocando que la anciana se levantara de su asiento con su bolso tejido. Se alejo con pasos fuertes de ella para pedir la bajaran del autobús, pero eso era precisamente lo que iba a hacer, después de todo ya había llegado a su destino.
El viejo motor se apagó para después el chofer anunciar por su megáfono que habían llegado, fue insistente en pedir que todos se bajaran del autobús, no podía demorar más su estadía ahí. Amelia se levanto de su asiento para tomar sus maletas consigo, fue un poco complicado por el peso de estas, pero logró acomodarlas de tal forma no le fuera difícil llevárselas consigo.
La bajada del autobús fue un poco accidentada, los jóvenes y algunos ancianos velaban por su propia cuenta no se fijaban si golpeaban a otro durante la bajada. Como pudo Amelia salió agarrando fuerte sus maletas. Una vez en la calle inicio su andar con dirección a la casa de su querida prima, la cual huyo de la casa de su madre por distintos motivos pero no se alejaban a los de ella.
Amelia camino con la gracia de quien descubre la poesía oculta en cada rincón del lienzo urbano donde se encontraba. Su mirada como un faro de curiosidad, iluminando las esquinas antes invisibles y revelando la magia que aguarda en los callejones adoquinados y en los parques que se extienden como oasis entre rascacielos. El fuerte sol pintaba su rostro con tonalidades doradas, su cabello lacio era agitado por el tempestuoso viento de otoño, a pesar de ser cubierta por los rayos del sol podía sentir el frío de su estación favorita.
Cada tanto miraba el trozo de papel que tenía en la mano izquierda, tratar de no perderse sería complicado por el ancho de las calles y el sin fin de callejones que estaban frente a ella. Procuro seguir cada indicación escritas en ese papel, de otro modo terminaría divagando sola por el lugar.
Le tomó como ocho minutos encontrar la casa de su prima, ya no era tan sorprendente verla en persona ya que previamente la había deslumbrado en algunas fotos que esta le envió, aunque debía admitir veía distinta pero parecía ser habitable. Se acerco a la desusa puerta tocando con cuidado por el polvo que se levanto con su primer toque.
A su llamado acudió una mujer mayor, de unos cuarenta años, de apariencia gitana con voz párvula le pregunto a Amelia.
- ¿Quién es usted?- esta de inmediato saco una foto de ella junto a su prima en el campamento de verano de hace 12 años, el último lugar donde se vieron.
- Soy pariente de Maron- extendió la foto para que la mujer pudiera verla mejor- Ah pasado un tiempo desde que nos vimos, pero se que vive aqui.
- Si es ella- murmuro jugando con el dulce en su boca, para después entregarle la foto de nuevo- Así vive aqui, la tercera puerta a la izquierda, segundo piso.
- ¿La casa es compartida?
- Separada, lo único compartido son las quejas sobre el lugar- menciono sarcástica adentrándose de nuevo a la casa, por lo que Amelia tomo sus maletas para seguirla. La mujer se llamaba Jod, era como la "portera" del lugar, limpiaba los escalones de la casa además de baldear la vereda, todo eso lo hacía gratis o mejor dicho por amor a esa obsoleta morada donde residía hace más de 20 años. Guío a Amelia hasta la vivienda de Maron cuya puerta principal era de color roja con unas rayas horizontales blancas, el diseño podía verse extravagante para el sitio incluso infantil pero a Amelia le encanto.
Jod le indico que las llaves de la vivienda estaban bajo la alfombra y se marcho; volviendo a su rutina de todos los martes, tejer bufandas.
Amelia se quedo frente a la puerta admirándola por última vez antes de levantar la alfombra para tomar las llaves que abrían la antigua cerradura.
Noto que estaba la puerta sin cerrojo; suponiendo que su prima estuviera adentro se asomó con cuidado para ver el interior.El lugar estaba vacío o bueno al menos no vio a nadie en la minimalista sala comedor, terminó de abrir la puerta por completo haciendo notar su presencia a quien sea este en ese momento en la vivienda. Espero un poco en su mismo sitio, en vista que nadie salía a recibirla entro sin más con todo su equipaje.
Tras cerrar la puerta un profundo silencio se apodero del ambiente, una fina capa de tierra se colaba por la ventana dando la impresión de estar abandonado; se acercó a las cortinas de la sala abriéndolas de par en par desvelando un lindo balcón. Muchas flores como plantas silvestres se encontraban adornando la madera de aquel espacio; parecían haber sido regadas al menos hace una semana, la tierra húmeda le hizo suponer eso.Fue a indagar en las habitaciones a ver su encontraba la presencia de alguien pero estaba completamente sola ahí. Una duda la invadió cuando se preguntó lo siguiente: ¿Cuándo fue la última vez que Maron estuvo aquí?
No tenía una respuesta pero las posibilidades le indujeron miedo, por lo que saco su celular de nuevo para llamar a su prima, al menos habría de dejarle varios mensajes de voz. Dio un pequeño salto cuando oyó "wait a minute" en alguna parte de la cocina. Dirigida por la canción halló el celular de su prima en el cajón de cubiertos.
Lo tomó un momento tratando de revisar su contenido pero poco pudo hacer, no podía adivinar la clave del celular. Hace apenas unos días había charlado con ella, ambas planificaron vivir juntas luego que estas consiguiera un lugar donde vivir y Amelia se graduara. Apoyó su espalda en la puerta de cocina, tratando de hallar una explicación a la "ausencia" de su prima su vista choco con un sobre azul encima de la encimera.
No se había percatado que eso estaba ahí pero sin esperar nada lo abrió para ver su contenido. Habían dos cartas, o bueno dos papeles doblados con mucho texto.
Amelia se dio el tiempo de leerlos, para eso fue a la sala donde estaba más iluminado. Sentada en el viejo sillón de terciopelo leía con detenimiento las indicaciones de su querida prima Maron.En la primera carta esta le explicada el motivo de su ausencia, atribuyendo lo a un trabajo que había dejado pendiendo y que era su deber cumplirlo, más abajo le describió que trabajaba en un hospital psiquiátrico pero tendría que ausentarse para cumplir con su "deber", entonces le pedía que por favor la reemplazara. Estaba la dirección, nombre del hospital, del director a cargo y su puesto que desempeñaba, limpieza. Pegados al otro lado de la carta estaban su identificación y una llave dorada con forma extraña, Amelia las saco del papel para dejarlas sobre sus piernas.
Estaba confundida porque Maron le había dicho que le conseguiría trabajo, pero no espero que de limpieza o bueno eso imaginaba haría cuando le pidió la "reemplazara".
Tomó el otro sobre el tenía texto por delante y detrás, era la carta más larga. Comenzó a leer el principio, en el cual le detallaba la convivencia en la casa y un poco de la ciudad.
Mientras más leía entendía que en esa carta le detallaba como era la ciudad y ese tipo de cosas, entonces a la mitad de su lectura paró dejándola sobre el sofá, se frotó los ojos con hastío. Estaba cansada por el viaje, habría más tiempo para terminar de leer lo que le dejo si prima pero quería descansar.
Se metió al dormitorio principal lanzándose sobre el colchón, mañana tendría mucho que hacer además necesitaba trabajo. Tendría que visitar el hospital donde trabajaba Maron, era su oportunidad más rápido para obtener un sueldo seguro, aunque no estaba seguro si ir de limpieza.
Se coloco boca arriba juntando sus manos en su pecho, con una sonrisa triunfadora pensó en voz alta.
- Quizás sea hora de poner aprueba mis conocimientos en psiquiatría.

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Psicótico
RandomTras las frías paredes de aquel hospital psiquiátrico, se encontraba él tentando a la suerte y una doctora novata encargada de atender su psicosis.