6. Nuevo Intento

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Al escuchar el ruido de la silla, Erana se acerco rápido al cuarto acompañada de un grupo de enfermeros quienes le pidieron a Dai que se alejara de la doctora, este sin oponer alguna resistencia lo hizo yendo al otro lado de la habitación. Una vez lo hizo los enfermeros se apuran en sacar a Amelia de ahí, le dedicaron algunos regaños a Dai además que se le prohibió salir a la sala común por toda la tarde.

Asegurándose que no tuviera ningún rasguño se la llevaron a la sala de enfermeros, Erana no se separo de ella en ningún momento y una vez notándola más tranquila le pregunto que había sucedido. Amelia atenta a los demás enfermeros les pidió estar a solas con Erana, entendiéndola la dejaron a solas con la enfermera pensaron así se sentiría más cómoda.

- ¿Qué fue lo que paso Amelia?- dijo la rubia.

- Soy una cobarde- expreso con vergüenza tirando su cabeza en la mesa que tenían al costado- No me hizo nada, fue mi imaginación que me hizo actuar de lo peor.

- ¿Qué quieres decir?

- Le pregunte como estaba, quería crear un ambiente de confianza sabes- explico moviendo las manos de un lado al otro- Me correspondió el saludo, esta ahí bien, pero entonces me pregunto si tenia miedo a morir.

- Ya veo- murmuro- Debió ser aterrador- menciono comprensiva.

- Claro que fue, entonces se acerco de repente y solo atine a tomar distancia pero lo hice muy fuerte. Termine en el piso y tumbando la silla- se sobo el rostro un poco brusca y con una frustrada proclamo no volver ahí.

- ¿Estas segura?

- Por supuesto, no voy a volver ahí nunca más. Fue un error aceptar el caso- se levanto estrepitosamente dejando a la enfermera en la sala quien al verla irse del pabellón hizo entrever una sonrisa de satisfacción en sus labios, la cual quito cuando uno de sus compañeros vino a preguntar por la doctora que se alejo casi corriendo a la vista de todos.

- No te preocupes, solo fue un mal entendido. No lleven a Dai al cuarto de aislamiento, no se porto mal esta vez- finalizo con su sonrisa característica saliendo de ahí con dirección a la habitación de su paciente.

Sentada a una esquina de su cuarto se encontraba Amelia, seguía avergonzada por su exagerada reacción que nada más salió del pabellón P fue directo a su casa. Por el camino pudo oír los comentarios cotilla de Carol y una pequeña burla de Videl quien no dudo en mofarse de lo que le paso en frente de todos los presentes en el hospital ese día y el siguiente.

El director al enterarse de los sucedido llamo a Amelia para conversar sobre lo ocurrido, esta le hizo largas para no tener que hablar sobre eso pero fue inútil ya que debía encararlo sobre el paciente, a quien dejo por cinco días de lado.

Tratando de mostrar comprensión se acerco a Amelia la cual ya estaba en su despacho, con la idea de renunciar al caso y que otro psiquiatra se ocupara de él.

- Señorita Amelia, estoy al tanto de lo que paso y quiero que sepa no pienso culparla. No es la primera en asustarse o sentirse vulnerable al lado de un paciente psiquiátrico- menciono atento a las expresiones de la joven doctora.

- Muchas gracias pero creo que no tengo excusa.

- No la estoy excusando, solo expongo lo que pudo haber sucedido para que usted actuara de esa forma- dijo sereno- Esta aprendiendo, puedo ver en usted mucho potencial pero no lograra a su máxima capacidad que solo se aleja o selecciona a sus pacientes.

- Lo entiendo, pero es difícil para mi no sentir nada con respecto al paciente- murmuro cohibida esperando no sonar poco profesional.

- Comprendo eso, pero lo que hizo créame no se compara con los otros pacientes del pabellón P. Todos hicieron cosas terribles, decir que fue su culpa no es lo más atinado- se ubico a su costado poniendo las manos en sus bolsillos- Quién más que nosotros podría ayudarlos?

- A parte de ellos mismos, nosotros tenemos el papel principal en su recuperación- reflexiono la cobriza.

- Exacto, por eso necesito vuelva allá y termine lo que empezó. Demuestre que usted es una profesional y de paso ayúdeme a quitarme al fiscal de encima. No deja de llamar para tener los resultados de su diagnostico- menciono entre risas logrando aliviar el sopesar de la doctora novata.

- Jaja, esta bien, me haré cargo. Déseme suerte doctor- este alzo el pulgar arriba mostrando su aprobación, con ello Amelia salió de ahí rebozando de confianza nuevamente.

Durante esos tres días pudo analizar más a fondo su historial para darse una idea de como podría ser su carácter, teniendo eso en mente se dio la idea de que preguntar primero. Podría estar equivocada pero al mismo tiempo es posible que funcionara la estrategia que tenía en mente.

Al llegar al pabellón lo primero con lo que tuvo que lidiar eran las miradas del personal, lo que había sucedido ya era de conocimiento de todos. Paso de frente por el pasillo con dirección a la sala de enfermeros donde supuso se encontraría Erana. Durante el camino pudo sentir la vista de todos clavadas en ella, como si se tratara de una celebridad o quizá de un criminal no lo tenia muy claro más eso no le impidió de seguir adelante.

Una vez en la sala de enfermeros se asomo por la entrada logrando ver en una mesa a Erana junto a otro enfermero de corte afroamericano. Se acerco a ella, quien al verla se llevo una gran sorpresa cualquiera que la hubiera visto hubiera pensado que se topo con un espectro. Amelia no presto atención a su gesto, si se desviaba de sus pensamientos probablemente no podría enfrentar a su paciente esa tarde.

- Erana por favor llévame con Dai, tenemos sesión hoy- sentencio segura obteniendo miradas incrédulas de los presentes en esa habitación.

- Procure no tirar nada esta vez- expreso con mofa el moreno, para luego recibir una mirada severa de la rubia, algo inusual de ella ya que siempre estaba sonriendo.

- No prestes atención Amelia, me alegra que hayas regresado, adelante vamos- con una mano en su espalda se dispuso a llevarla al cuarto de Dai.

Sabiendo que no podía cometer el mismo error, se había preparado mentalmente para controlar sus reacciones, aún le faltaba mucho por aprender pero eso no debía ser una excusa para hacer el trabajo. Con los ánimos más pasibles y llena de voluntad se paró frente a la habitación de su paciente mientras la enfermera abría la puerta. Se le indico tenia entre 30 a 35 minutos para realizar la primera entrevista, de ese tiempo no podía exceder, de tal forma no aturdiría al paciente por mucho tiempo con las preguntas, sobre todo para prevenir no le diera una crisis cuando tuviera que escarbar en su memoria para responder.

Se adentro a la habitación la cual mantenía un aura misteriosa, más que los otros cuartos que visito antes, pero quien se gano su atención era el paciente el cual en esa ocasión se encontraba de pie junto a la ventana. Parecía haber creado una especie de burbuja en la cual nadie podía entrar y el solo entendía lo que pasaba en ese espacio, a pesar de haber escuchado la puerta abrirse no volteo a ver quien era, hasta que una voz conocida le llamo cordial.

- Señor Dai ¿Hace un buen día?- pronuncio amena tratando de ocultar su desosiego. En poco tiempo obtuvo la atención completa de Dai, quien le dedico una sonrisa, como en el primer día.

- Un buen día, para cazar- se dio la vuelta por completo acercándose a la doctora que tenia en frente cerca a la puerta. Con el corazón palpitando vio como se acercaba su paciente pero con la diferencia que no pensaba irse de ahí.

PsicóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora