15. Tenacidad

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Eran las 3:30 desde que Amelia salió del pabellón P para ir donde el director. Durante su caminata todos en el recinto notaron el extraño aire de la nueva doctora. Su cabello cobre parecía arder en llamas mientras se agitaba por lo brusco de sus movimientos.

Nadie presente en la sala se atrevió a preguntarle la razón de su mal humor, a excepción de Carol quién iba a acercarse pero fue llamada por la secretaría, al final nadie le dirigió palabra o la detuvo; los miembros del personal por supuesto. Del lado contrario de su caminar salía a toda prisa el hombre alto de terno que hace poco había protagonizado el altercado de la mañana con el director.

Por la razón que fuer Kibito-shin no vio a Amelia venir por el otro lado, siendo así que ambos chocarán de manera estrepitosa. Amelia quien no bajo el ritmo de su paso terminó chocando con fuerza con aquel hombre, de paso soltando su folder haciendo que las hojas que contenía salieran casi volando.
Les tomó unos minutos poder recomponerse del brutal choque. Kibito-shin fue el primero en levantarse un poco confundido llevando una mano en su frente notando una pequeña inflamación.
No tuvo tiempo de quejarse, ya que la doctora que derribo seguía en el suelo; su instinto de caballero no tardo en llegar.

- Perdóneme señorita. ¿Esta bien?

- Si- levantó un mano al aire siendo tomada por la de él para ayudarla a ponerse de pie, mientras Amelia tocaba su frente encontrando un chichón- Excepto por el chichón, me siento bien.

- Lo siento mucho- le hizo una reverencia para demostrar su arrepentimiento.

Amelia no pudo articular palabra ya que, en cuanto vio sus papeles regados en el suelo se apresuro en recogerlos agachandose. El hombre de melena la vio incarse un poco confundido pero luego vio los papeles, ayudando a recogerlos.
Mientras lo hacían Amelia se había percatado de quien era el hombre con quién choco. Era el abogado de su cliente, del farsante; pensó.
No dijo nada en ese momento porque necesitaba ordenar esos papeles pero en cuanto los tuvo todos de nuevo en el folder se levanto con una expresión fría. Kibito-shin se levanto junto con ella recibiendo la dura mirada de la cobriza.
Trago duro ante el posible reclamó, era de esperarse, le hizo tirar sus papeles y de paso le ocasionó una protuberancia cada vez más visible en el lado derecho de su frente.

- Sinvergüenza apañador.

- ¿Ah?- no espero un insulto como ese, al menos era un insulto, pensó un momento.

- Si el cliente no tiene vergüenza, menos el abogado- comentó indirecta- Con permiso.

- Un momento señorita- se volteó tras ella, no entendía aquello pero sentía no debía dejarlo pasar.

- Doctora- le corrigió al instante al ser detenida por este.

- Perdón, doctora. Que quiso decirme con eso?

- Usted sabrá- dijo irónica- Tengo prisa, hágase a un lado- Kibito-shin se puso delante de ella impidiendo le el paso.

- ¿Conoce a mi cliente?¿Es usted su doctora?- preguntó medio ingenuo ya que una hora antes había tenido que ir con el director para hacerle algunos alcances sobre el caso del señor Dai, siendo así que en la conversación fue mencionada la nueva doctora; que casualmente debía entregar el primer reporte de Dai ese dia.

- Que bien informado esta, o quizás no- lo esquivo para seguir su camino al despacho pero no contó con que el hombre de terno la tomaría del brazo parándola en seco en aquel pasillo.

- Espere un momento, por favor- le pidió tratando de sonar cortes, sin embargo su firme agarre hacía mal entender el pedido. Empero, tuvo que hacerlo ya que la mujer cobriza no era nada débil- Podría ser que podamos...

PsicóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora