Era una mañana fría como las demás pero para Dai se convirtieron en un suplicio, no era por el desayuno ni por tener que convivir con los demás pacientes en la sala común. Tenia que estar alerta en todo momento cuidando que ella no entrara en su habitación. Las mañanas de los viernes tenía una manía de despedirse de él de una forma particular, pero para Dai era simplemente desagradable lo que hacía.
Seguía en su habitación esperando le trajeran su desayuno o que lo dejaran tomarlo en la sala común, en cualquiera caso tendría que lidiar con la enfermera que a su parecer no debería serlo. Al oír su puerta abrirse se volteo por completo a ver a la otra persona, ahí estaba la mujer de sonrisa gentil trayendo la bandeja en un carrito junto a los medicamentos que repartía a los pacientes, en su caso por no tener un diagnostico preciso solo le daban calmantes para que estuviera tranquilo toda la mañana, por no decir que lo querían sonámbulo.
- Buenos días señor Dai- le mostró una cariñosa sonrisa que lejos de conmoverlo se apego a la pared- Ya esta el desayuno, por favor se enfría- pronuncio su sonrisa mientras dejaba la bandeja en la mesa junto con el baso de agua pero sin las pastillas.
Se despidió de buen animo de él dejándolo de nuevo solo en la habitación, cuando se fue respiro profundo en su mismo lugar. Miro la bandeja y notó había una galleta en forma de corazón que era obvio no estaba en el menú de ese día. Se sentó apacible terminando la bandeja excepto por la galleta, probarla sería muy riesgoso además que no le gustaba la crema chantilly.
Una vez termino el desayuno había llegado la hora del aseo, lo molesto de aquello era tener que compartir el baño con un montón de hombres poco funcionales, sobre todo por lo impredecibles que podían ponerse durante las afeitadas que les tocaban. Al principio fue difícil pero permanecer en su habitación por varios días sin una ducha termino por llevarlo a soportar estar cerca de pacientes mentales con un diagnostico poco alentador, el sabía que clase de pacientes se internaban en el pabellón P a pesar de eso no tuvo objeción cuando lo mandaron ahí, podría decirse que estar en ese pabellón le daba más chance de seguir con el plan.
Terminado el baño de varios de los paciente fue rápido a una de las duchas más alejadas del baño. El era rápido en lavarse pero tenía que serlo aún más para procurar no cruzarse con algún enfermero que le ofreciera ayuda, no era algo fuera de lo habitual por ser un "paciente", pero no podía evitar incomodarse por las intrusiones en la que era su momento más privado. Terminado el baño se seco rápido y fue a vestirse, él era bastante reservado y poco acostumbrado a que invadieran su espacio personal por lo que tomar una ducha siempre le representaba un desafío.
Mientras se vestía recordó un poco su anterior vida donde todo tenía un orden y estaba a su control absoluto, nadie que el no permitiera invadía ese espacio que el consideraba sagrado, donde se veía vulnerable o incluso muy relajado. No era egocéntrico, solo fue su crianza que lo llevo a ser una persona fría de contacto y pobre en lo emocional, a pesar de ser eso lo primero que todos notaban, dentro de él había muchas emociones e incluso pasiones que se pensaría el no posee, si las tiene, no obstante todo debía ser mostrado con mesura y a las personas de su entera confianza. Era el fundador de un conglomerado, tenía muchos enemigos cerca que darían lo que sea por descubrir algún punto débil en su persona, por ello, solo mostraba un lado lógico y analítico, aunque de eso no quedaba mucho al aceptar un arriesgado plan para lograr ser absuelto de un crimen del que era inocente.
Mientras se ponía la camiseta de manga larga blanca que le dieron sintió una mano en la espalda haciéndolo girar bruscamente viendo que en frente de él estaba su enfermera sin su característica sonrisa, en ella solo se podía observar una mirada oscura y un entrecejo arrugado.
- No te comiste la galleta que te deje ¿No te gusto o tu paladar tiene algún defecto?- su tono fue duro y rencoroso, pero Dai mantuvo la calma terminando de poner la camiseta le respondió firme.

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Psicótico
RandomTras las frías paredes de aquel hospital psiquiátrico, se encontraba él tentando a la suerte y una doctora novata encargada de atender su psicosis.