21. En marcha

45 8 0
                                    

Apenas escucho su alarma Amelia salto de su cama en un brinco para vestirse e ir al hospital. Era el día en que pondría su plan en marcha para ayudar a Dai a mantener su simulacro hasta que su abogado logre comprobar su inocencia o al menos recolectara las pruebas necesarias para ello.

Con el cabello casi goteando fue hasta su armario sacando un vestido verde pantano adornado de flores blancas, pensaba estar formal para la ocasión pero más para tener la atención del director Marlon. No fue hasta después de su conversación con Videl que logró darse cuenta que este le veía en ocasiones el escote de sus vestidos o el dobladillo de sus blusas esperando a ver si se asomaba un pedazo de piel por debajo. Le dio asco descubrirlo mas no tenia sentido hacer un berrinche por eso, luego lo pondría en su lugar si lo descubría haciéndolo; mientras tanto usaría esa debilidad para lograr que su plan funcione, esperaba que lo hiciera o debería decirle adiós al hospital y su carrera como psiquiatra.

Agito la cabeza a los costados para alejar la angustia de ella, no le serviría de nada en ese momento. Pensó entonces en el señor Dai; seguro el no estaba muy cómodo actuando como un desquiciado pero era necesario para lograr su cometido.

Acomodando sus botas marrones y tomando su abrigo negro del perchero salió de la casa de forma apresurada topándose apenas con la portera quién apenas la vio quiso hablarle pero Amelia decidió que no era el momento para una breve charla. La mujer gitana se quedo a media pista viendo como la muchacha se alejaba a toda velocidad por las veredas; esta suspiro volviendo a sus labores esperando regresara pronto. Habían venido a buscarla, aunque no exactamente a ella pero debía darle el recado por ser familiar de la persona que buscaba aquel hombre lampiño junto a su amigo del tatuaje extraño en la frente, igual lampiño.

El viento soplaba a ventarrones por la calles levantando las hojas que cayeron producto del mismo, Amelia trataba de caminar sin tropezarse con algunos montículos de estas hojas secas que quedaron en las veredas las cuales eran limpiadas por personas del estado, que vivían del sueldo mínimo que les daban por su labor. Esta los vio pensando en lo afortunada que era al haber sido contrata en un lugar que ofrecía mejores tratos, con problemas y todo le era un trabajo grato. Se pregunto entonces ¿Estaba apunto de hacer lo correcto? Respuesta no tenia que le convenciera, parecía que solo era ella siendo amable con un persona con quien la vida fue muy injusta.

Dejo sus dudas a un costado cuando estuvo frente a K.A.L.L. Por fin estaba por empezar el "show" o como esta lo venía en ese momento; básicamente serian ella y Dai actuando para unas personas esperando ser lo suficientemente convincentes.

Una vez en la recepción dirigió su mirada a la admiración logrando ver a Carol hablando con la mujer detrás del mostrador. Parece que ambas eran cercanas, a su manera, claro estaba. Amelia se dirigió a ella para saber por el paradero de Marlon, noto que este casi siempre en las mañanas no estaba en su despacho hasta después de las 10. Una vez en frente de las dos mujeres esta les pregunto por el director, y su respuesta fue señalar detrás de ella haciendo que volteara encontrándose cara a cara con el director Marlon; no parecía molesto pero no había felicidad en su rostro tampoco.

- Señorita Amelia, dichoso los ojos que la ven esta mañana- comento encantador pasando su mirada por todos los dobladillos de su vestido; esta lo percibió pero en ves de molestarse ensancho su sonrisa. Logró lo que buscaba.

- Buen día señor Marlon, es usted muy amable- respondió tratando de sonar sincera con su regocijo por su comentario tan genérico.

Mientras Carol junto a la casi anciana los veían interrogantes por el cruce tan irregular entre estos dos. Al final dejaron la escena Carol pero la otra se quedo a seguir con su rutina.

- Espero hoy me entregue el reporte de su paciente- comento mirándole el escote de su traje por unos breves segundos para empezar a caminar a su despacho seguido por ella.

PsicóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora