El sonido de las llantas junto con el viento crearon un ambiente meditabundo que llevo a los tres pasajeros del Volkswagen negro a rememorar las últimas tres semanas luego del incidente con el patriarca de la familia. Tras su arresto y posterior asilo en el hospital psiquiátrico, los trece acólitos se vieron inmersos en un sube y baja de sucesos que no los dejaba encontrar un punto medio para descansar, no había forma de apaciguar sus descomedidas emociones. Reporteros en las puertas y comentarios desagradables en el trabajo los llevo a una inestabilidad mental que terminó por hacerlos tomar decisiones individuales que afectaron a la parentela. Los mayores compraron un boleto de avión sin avisar, los del medio se llevaron sus cosas sin decir palabra y los menores con un escueto "adiós" salían de la mansión a paradero desconocido.
Los vecinos pudieron deslumbrar algunos espectáculos bochornosos de parte de la familia albina. Reclamos e insultos no fueron un secreto para los moradores de los alrededores. Los más metiches apostaron que la gran mansión quedaría desolada mas no fue así, pues quedaron cuatro integrantes en la morada. Los gemelos, Whis y Vados, su hermano menor Mojito y el ultimo de la familia, Merus, fueron los únicos que se quedaron. Aunque hace una semana que ya no volvieron a ver al más joven de la familia, suponiendo entonces que fue a vivir con unos parientes. Aquel asunto termino por perturbar a los tres hermanos quienes acosados por varios medios de comunicación trataron de mantener en privado el paradero de su hermano menor alegando que fue enviado a un campamento juvenil, algo común en los chicos de su edad. No era su obligación gritar a todo pulmón que enviaron a su hermano menor a un internado a causa de su reciente conducta.
- Mojito maneja más despacio- pidió distante el hombre de pelo alto sentado en el asiento del copiloto mirando por la ventana los frondosos arboles que casi eran menos visibles a causa de la velocidad en que iban.
- No paso de los 60km/h, hermano- respondió sereno viendo de reojo a Whis quien no alejaba su vista de la ventana- Puedes comprobarlo si quieres.
- Esta bien Mojito- arguyo su hermana sentada atrás con un bolso blanco en el regazo. Se inclino un poco hacia el hueco entre el copiloto y piloto del vehículo- Tu querido hermano Whis parece estar un poco triste- enfatizo viendo cambiar su expresión volteando la cara hacia ella en una especie de puchero.
- No estoy triste hermana, y la velocidad si es muy alta- señalo la ventana a esta para que visualizará el rápido pasar de los árboles, entonces Vados bajo la mirada para darse cuenta que su hermano tenía razón. Iban casi en 90km/h.
- Mojito no estas en 60, fíjate bien por favor- el nombrado miro el medidor para darse la sorpresa que había pasado el límite de velocidad. Se disculpo un poco avergonzado y disminuyó el ritmo poco a poco.
- Lo siento queridos hermanos, estoy un poco distraído estos últimos días- expresó en si habitual tono de voz solo que un poco más cansino.
- No eres el único Mojito. Esto ha sido difícil para todos- reflexionó Wiss en voz alta esta vez mirando al horizonte por el cual poco a poco se asomaban los rascacielos de la ciudad.
- Eso lo dudo hermano- le respondió entredientes el media melena- Los demás se fueron sin remordimientos, como cobardes. Seguro están en algún retiro campestre disfrutando de unas vacaciones, mientras nosotros aquí recibiendo toda la controversia a causa de nuestro padre.
- ¿Qué dices Mojito? Acaso dudas de la inocencia de nuestro padre- saltó en reproche la mayor de los tres.
- Ya no se en que creer hermana Vados- apretó en timón con la fuerza suficiente para activar el claxon- Lo único de lo que estoy seguro es que esto no hubiera pasado si no hubiéramos aceptado a la señorita Emily. Nuestro padre terminó por perder la cordura por una jovencita, debimos espantarla de algún modo.
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Psicótico
AcakTras las frías paredes de aquel hospital psiquiátrico, se encontraba él tentando a la suerte y una doctora novata encargada de atender su psicosis.