18. Alianza

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Un momento de silencio para dar paso a una infinidad de ideas colmo la habitación, ambos pensaban en preguntas y respuestas acertadas, con el fin de hablar sobre el tema; un tabú para Amelia pero para Dai una dolorosa lesión en su ser. 

Amelia pensó en seguir hablando, con tal de darle tiempo a Dai para que se abriera con ella; era su ultima oportunidad para conocer su versión. No sabía si al verla el director, le pediría el reporte del paciente, de ser así; como podría estar con la mente tranquila sabiendo que había un motivo detrás de la simulación de Dai. Justificación, eso quería; saber si había algo que justificara su actuar. 

- Por su declaración ¿Debo suponer que mi abogado indiscreto le hablo también de eso?- pregunto con cierta ironía- De ser así ¿Usted le ha creído?

- Sinceramente no, supuse se trataba de una estrategia para que no entregara el informe de su caso al director. Sabemos que si lo hago, usted será llevado directo a prisión... y posiblemente condenado a la pena capital- termino diciendo esperando un reacción favorable, porque algo que le disgustaba mucho a Dai era que le tuvieran lastima, pero no era su caso; estaba más bien conmovida. 

- ¿Le dijo eso también? Parece que la confidencialidad dejo de ser relevante para él- comento Dai, sonaba incómodo. 

- Si bueno, de seguir respetando la reserva entonces no me habría hecho dudar de mis suposiciones- admitió con sinceridad- Y pensándolo mejor, creo que usted no es el tipo de persona que cometería un crimen como ese, menos.... a su prometida.

- Por favor no la mencione- pidió casi en un ruego- Recordarlo, es un poco complicado.

- Lo sé, debe tener ansiedad, incluso puede estar pasando por un estrés post-traumático (leve) por el terrible suceso- se acerco más a la camilla sujetando el aza de esta- No esta enfermo, o bueno su real padecimiento no será difícil de tratar, y usted es de los que no se rinden. 

Se quedo callado un momento, no lo había pensando antes, es decir, estaba en un hospital psiquiátrico. Lo único que tenia presente era fingir hasta el momento en que pudiera demostrar su inocencia e ir al tribunal. No considero que pudiera tener alguna secuela tras lo sucedido, creo que dejo de importarle su persona después de lo que paso; no podría decir que se odiaba a si mismo pero lo cierto es que sentía debía sufrir sin protesta. 

- Puedo ayudarlo con eso, estamos en un hospital psiquiátrico después de todo- menciono sonriente- Pero antes de hacerlo, debo escuchar algo de usted.

- ¿Qué es?- pregunto Dai.

Amelia se acerco un poco más con el objetivo de verlo directo a los ojos, tomo su mano ante la sorprendida mirada de Dai quien sin entender sus acciones quiso moverse pero no podía por las ataduras.

- Míreme a los ojos, y responda: ¿Usted mato a su prometida, a la señorita Emily?- escucharla decir su nombre le hizo estremecerse, llegando a su mente un recuerdo de como se conocieron. Fue en el trabajo, un empresario con tiempo en el negocio de electrodomésticos para el hogar quería formar un convenio con una de sus empresas exportadoras de estos productos; aminorar los gastos de embarque para el extranjero, era su objetivo. Cuando se presento formalmente el señor Coward, lo hizo con su hija; Emily Coward. La primera vez que la vio no le fue algo excepcional, solo pensaba el la propuesta del señor; fue más bien un comentario de la chica que hizo fijara su atención en ella. 

- Creo que en vez de encontrar faltas en el acuerdo, busquemos como remediarlo. Las excusas se usan para la derrota, pero creo que nadie aquí conoce algo de eso.

- Ciertamente, señorita Coward. En la mente de un empresario, el fracaso es casi igual a la muerte.

- Admito con respeto, usted se ha ganado mi simpatía señor Dai.

PsicóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora