- Se acuerda de esa vez que salte cuando se acerco a mi?- le pregunto en un tono divertido- Creí que iba a matarme.
- Eso no era parte del plan- admitió sin mucho tacto ganándose una mirada acusadora de la cobriza- Pero termine haciéndolo, quería causar una mala impresión.
- Y lo lograste, luego de eso ya no quise atender tu caso- le explico al mismo tiempo que le daba una pitada a un cigarrillo que encontró en uno de los cajones, seguro pertenecían a Videl.
- Le agradezco que no se haya rendido- le dijo Dai- Porque de haberlo hecho, quizás no habría mantenido mi farsa por mucho tiempo.
- Ni creas, me di cuenta en unas dos semanas que no estabas enfermo, aunque no parezca soy buena observadora- dijo sintiéndose orgullosa, dejando el cigarro a un lado, botando el humo a un costado, volvió la vista a Dai quién agito la mano tratando se disipar el humo.
- No suelo juzgar las "costumbres" de las personas pero ¿Podría dejar de fumar?
- ¿Por qué? El humo no huele tan mal- se excusó algo torpe. Acercó de nuevo el cigarrillo pero Dai lo tomó con delicadeza apartandolo de ella, terminando de apagarlo sobre una riñonera que estaba a un lado de la encimera- Nunca vi a alguien apagar un cigarro en una riñonera, admito que quiero probarlo.
- Como doctora no debería pensar en ese tipo de usos para los artilugios médicos- aseveró dejando lo que quedaba del cigarro en el contenedor de metal.
- Vamos, ya no habrá otra oportunidad para que lo haga- comento sin sentirse terrible por eso, pero a Dai si le incomodó. De su bolsillo sacó la cajita que había hallado y encendió el penúltimo cigarro con un encendedor medio vacío.
Le dio una pitada más larga, y en un intento de alivianar el ceño de su acompañante, descargo todo el humo en su cara.
Casi suelta una gran carcajada al ver el entrecejo de Dai arrugarse al recibir todo el humo. El movimiento de su mano también le pareció divertido.Se levantó de la silla y fue hasta la riñonera para al fin apagar el cigarro.
Se sentía satisfecha, hasta que recordó le quedaba solo uno en la cajita.
Pensaba ofrecérselo a Dai, aún sabiendo que lo rechazaría.
Antes que pudiera hacerlo, su mirada se topo con esos ojos azafrán.
Su mirada profunda le hizo vacilar de su propuesta, por lo que terminó dejando la cajita en su bolsillo.
Dai la observó no muy contento, cosa que le preocupó a Amelia.Antes de poder disculparse, fue interrumpida por él.
- ¿Suelo exhalar humo de cigarro sobre el rostro de las personas?- pregunto algo severo.
- No, siento eso. Me salió natural- explicó algo nerviosa, quería aprovechar ese tiempo pero no molestando a su acompañante- No lo volveré a hacer, de hecho solo me queda un cigarrillo.
- ¿Puede darmelo?- estiró su mano extiendo la palma para que Amelia de lo dé. Algo sorprendida le cedió el ultimo cigarrillo que le quedaba.
Al tenerlo en su mano lo miro, nunca antes había fumado y menos lo haría ahora. Con sus dos manos terminó por partir el cigarrillo.
Amelia estaba confundida, es decir, no había necesidad de romperlo.
Este volteo la mirada y ella se tronó los dedos en respuesta a que no le afectaba que haya hecho eso.- Creí que iba a fumar- le dijo Amelia sonando ingenua.
- Nunca he fumando y no tengo la necesidad de hacerlo- dijo encogiendo los hombros.
- Hubiera estado interesante, Dai- expresó sonriendo al imaginarlo ahogarse al inhalar el humo del cigarro. Para ella en particular, no tenía un sabor desagradable.
- Puede que si, no? ¿Debería salir de la rutina e intentar fumar?- giro la cabeza despacio con un halo misterioso.
- Muy tarde, ese era el último cigarro- se detuvo un momento viendo la caja y luego posando su mirada en Dai.
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Psicótico
RandomTras las frías paredes de aquel hospital psiquiátrico, se encontraba él tentando a la suerte y una doctora novata encargada de atender su psicosis.