El sonido de los pájaros en su ventana le dio un aire tranquilo a la vivienda, aunque los sonidos del techo y el piso en principio le molestaron mientras dormía, se adaptó rápido ya que los escucharía más a menudo.
Se había arreglado lo suficiente para presentarse al hospital, era ciudad era más moderna que la suya entonces supuso la gente sería más estirada y mirona en cuanto a la apariencia.
Escogió con cuidado su abrigo y vestido, aún hacía frio pero el abrigo que trajo le ayudaría a aguantar muy bien las ventiscas. Sus zapatos de tacón no eran los más cómodos pero combinaban bien con la ropa, una vez puestos tomo el bolso más "elegante" que traía para partir al lugar.
Anotó la dirección en un papel aparte además de tener consigo la identificación de su prima pero la llave, sentía que no habría sentido de llevarla entonces la dejo en casa.
Se cruzó con la gitana amable cuyo nombre había olvidado pero no fue impedimento para saludarla. Camino cuesta abajo esperando no perderse entre las grandes casas mientras caminaba sobre el adoquín bien puesto en las calles.El nombre del hospital era K.A.L.L. o eso decía la nota de Marón, era un nombre peculiar para un centro de salud mental. A ella se le cruzó una idea mientras pensaba en pseudónimo del hospital psiquiátrico. Sonaba como "call", haciendo referencia a un llamado de las voces silenciadas de estas personas por esas cuatros paredes. Que los resguardaran de la sociedad y de ellos mismos.
Para Amelia todas las personas tenían una salud mental desequilibrada, cada quien era propensa a una dolencia en su psique. Quizás para eso estaba ella, para orientar y recetar conductas o fármacos para que mantengan el equilibrio además de controlar impulsos autodestructivos. Aquella era una visión muy superficial de su profesión pero cada quién tenia su opinión no tendría porque molestarse por eso.
Miro al frente topándose con un gran nosocomio, tenía una arquitectura colonial lo que indicaba existía ya hace varias décadas. El letrero pintado por una brocha gruesa parecía dar pase a un montón de ideas sobre lo que pasaba en el lugar. Cualquiera que no viera pensaría que es una prisión pero las murallas eran necesarias para albergar a los pacientes catalogados como "peligro".
No espero más para adentrarse al recinto. La sala de recepción era inmensa, para ser una construcción de más de un milenio se veía moderno. Las losetas de mostazas con el amarillo de las esquinas le daban un toque cálido. Las paredes conservaban el característico tapiz de esos años en que se fundo, aunque la mayoría de los muros comenzaba a tomar un solido color para lograr la armonía en la sala.
Se acercó a la secretaria que se encontraba nada más entrabas al lugar.
Tenía muchas preguntas por lo que esperaba ser la última visita.- Buenos días- saludo cortéz a la casi octogenaria. Esta levanto la mirada y acomodándose los lentes comenzó a pronunciar despacio.
- Tiene cita?
- No exactamente, vine...
- Entonces reserve una- señalo con su índice una máquina de tickets que estaba al otro lado de la sala.
- Le aseguro que será rápido- lo que más odiaba Amelia de las gestiones era tener que esperar, sobre todo en los hospitales.
- De acuerdo, haré una excepción- sacó una libreta de su cajón para anotar lo que le dijera Amelia que fuera importante.
- Se lo agradezco- se apresuró en tomar de su bolso el carnet de trabajo de su prima Marón para mostrárselo- Un familiar mío trabajo aquí como conserje, y ahora que no esta creo que tienen el puesto libre.
La secretaria tomo el carnet para revisar los datos. El sistema no era muy sofisticado pero se tenía la información actualizada de los trabajadores aunque de hace unos meses, por las tormentas eléctricas se llegaba a cortar la luz por la zona y por tanto a veces se perdían algunos datos y documentos relevantes.
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Psicótico
RandomTras las frías paredes de aquel hospital psiquiátrico, se encontraba él tentando a la suerte y una doctora novata encargada de atender su psicosis.