29. Secretos

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Agradecía a su autocontrol por ayudarla a calmar los latidos de su corazón como relajar el sonrojo de su rostro, no podía evitar sentir una emoción desbordante por al fin aplicar la hipnoterapia a un paciente, siempre quiso ponerlo a prueba pero no hubo oportunidad durante sus prácticas. Esta seria su primera prueba con el tratamiento, por ello se esforzó en ser profesional durante el procedimiento aunque a veces sentía la necesidad de explicarle paso a paso de que consistía todo eso, pero de hacerlo probablemente pondría al señor Dai más inquieto de lo que estaba, era evidente con ver su apretado gesto y el movimiento de los dedos de sus manos reposando sobre su estomago.

- Señor Dai voy a proceder, necesito que se relaje por favor. Ya vi sus dedos, parecen pequeños gusanos meneándose en una maceta- lo último dejo a Dai conturbado, viendo sus dedos un momento, sintió aquel comentario casi como un insulto.

- Gusanos- repitió sonando fastidiado, a lo que Amelia agrando la mirada dándose cuenta de el desatino comentario.

- Es una forma de describirlo, no se lo tome a mal, mis dedos parecen.... mejor sigo- volteo la cara apretando los labios en amonestación por decir lo primero que se le cruzo por la mente en ese momento. Exhalo sonoramente tomando el reloj de bolsillo para acércalo al rostro de Dai.

- En serio usan relojes para hacer hipnosis- inquirió al tener el objeto de plata al frente.

- Digamos que un movimiento constante de un objeto hará que distraiga su mente lo suficiente, logrando relajar el cuerpo y pueda entrar en su subconsciente- le explico comenzando el movimiento de un lado al otro del reloj- Por favor, concentre su mirada y suelte su cuerpo, este es un momento de relajación para usted.

Con esas palabras el reloj comenzó el lento vaivén dejando resonar su sonido característico en todo el cuarto, era la hora de salida al patio para los pacientes por lo que estaban relativamente solos. Amelia aprovecho esta oportunidad para proponerle hipnotizarlo, no se negó pero también vio del todo convencido a su paciente con el tratamiento por lo tanto Amelia se vio en la obligación de demostrarle la efectividad de este tratamiento.

Le indico a Dai que exhalara 3 veces, apretando el estomago en la primera y en las dos últimas soltando todo el aire posible de sus pulmones. Necesitaba tenerlo en reposo absoluto, por eso comenzó a hablarle en susurros, en un suspiro endulzado empezó a soltar palabras cálidas en su oído tratando de adormecerlo y pudiera de esa forma entrar en su subconsciente. Lo cierto era que muchas personas no era susceptibles a la hipnosis, por ello, esperaba que funcionara, dando todo de si en el proceso y pidiendo lo mismo a su paciente.

Noto sus miembros en total reposo además de una respiración lenta en su paciente, supo que logro el estado de relajación cuando sus parpados cubrieron los ojos violetas de Dai. Trago duro sin creerlo aún, contuvo un grito de victoria y procedió a hablar.

- Se siente un aire de paz, esta relajado?

- Si- se escucho en un tono apagado, adormilado. Sonrió de forma exagera, de estar el profesor de Amelia presente se sentiría orgulloso de ella, eso estaba seguro. Respiro despacio, y procedió a enviar a Dai a la noche del viernes de Pagnoc.

- Es el día de Pagnoc, usted esta yendo a casa luego de un largo día de trabajo- pronuncio en cálidos murmullos- Llego a casa, que es lo primero que ve?

- .... esta oscuro.... la mansión parece vacía.... seguro quieren sorprenderme.....

Amelia escuchaba sorprendida, no pensaba avanzar muy rápido la primera sesión pero de ser así era la oportunidad de saber a detalle lo ocurrido, lo que tanto la memoria de Dai quiere enterrar en su mente.

- Esta solo, no hay nadie con usted?

- ...........no lo sé........ esta mojado y oscuro...... la lluvia es abundante......

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