XXXV: Detalle Descifrado.

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Miércoles, 6:50 am.
Ethan.

Quejidos de sorpresa, suspiros y susurros angustiados inundan el pasillo de la escuela. La conmoción abunda en cada rincón, todos con sus celulares, tapándose sus bocas y en sus miradas se aprecia el terror.

¿Qué está pasando?

—Esto se está saliendo de control.—escucho a alguien decir, mientras continúo caminando.

—Alguien tiene que detenerlo.—comenta otra persona.

—Tengo miedo, Alisson.—escucho otro susurro por ahí.

No entiendo nada, ¿por qué todos están tan aterrados? ¿Qué están viendo en sus celulares que los atemoriza así y por qué parece que soy el único que no sabe qué pasa?

Frunzo el ceño con disgusto, quiero saber qué sucede.

Talvez Kayla y Dylan lo sepan...

Me dispongo a encontrarlos, como siempre están junto a la puerta del salón. Llego hasta ellos y sin tener que preguntar, Kayla se acerca a mí, su rostro horrorizado y preocupado como el de todos.

—¿Viste lo que pasó anoche?—pregunta y me doy cuenta que mi expresión de confusión no es lo suficientemente clara.

—¿Qué cosa?

Ella me enseña su celular, en él una noticia: otra víctima. Cada vez son más crudos y asquerosos los escenarios. Me invaden las náuseas al ver las imágenes y una arcada amenaza con dejar salir mi vómito, por lo que me cubro la boca con la mano. Frunzo el ceño con asco y algo de miedo, lo admito.

—Otra víctima del asesino misterioso.—habla Dylan—Es un sádico, ¡qué horror!

—Ahora entiendo el comportamiento de todos.—aparto la mirada y respiro profundo con disimulo.

—Cada vez actúa más seguido, esto ya no es un crimen ocasional, estamos contemplando las obras de un asesino en serie.—menciona Kayla.

—Tienes razón, ¿pero cuáles son sus motivos?—cuestiona Dylan.

Kayla se encoje de hombros.

—Yo qué sé. Podría ser cualquier cosa, aunque no siempre tienen que tener motivos.

Niego con mi cabeza.

—Te equivocas.—la contradigo—Los asesinos en serie son quienes más motivos tienen para matar y generalmente sus víctimas están relacionadas con ello o cumplen un patrón que de algún modo les recuerda su trauma.

—¡Wow! ¡Resultaste detective, eh!—se burla ella.

Bufo.

—Cállate, estoy hablando en serio.

—Yo también.—se cruza de brazos con desafío.

Volteo mis ojos, metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

—Tú sí que hartas.—murmuro, ella ríe.

—De acuerdo, Don Amargura, continúa tu explicación.

La fulmino con la mirada por ese nuevo apodo.

—Sólo por llamarme así, debería darte una buena patada...—hago una pausa—Pero lo dejaré pasar por esta vez.

Nuevamente ríe, volteo mis ojos de nuevo.

—Como sea, el punto es que cada una de esas personas tenían algo en común, que fue lo que llevó al asesino a deshacerse de ellos.

—Ok, ¿pero qué sería ese algo?—pregunta Dylan.

Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora