Cap. 5

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· Camila ·
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—En qué estás trabajando? ―Dinah se dejó caer al otro lado de
mi escritorio. Cruzó las piernas y se sentó al estilo indio a pesar de estar usando falda.

―Lindas bragas.

―No puedes ver mi ropa interior.

―Claro que puedo ―mentí.

―No estoy usando.

―Espero que te sentaras así en la reunión del jefe de departamento de la que vienes.

―Por supuesto que lo hice. ―Dinah se inclinó hacia adelante y cogió un montón de papeles de mi escritorio antes de que pudiera detenerla. Hojeó algunos de los artículos que había impreso―. Lauren Jauregui, ¿eh?

―Es una investigación.

―¿Para qué? ¿Una entrevista con la revista Cosmopolitan? No veo ningún artículo relacionado con deportes aquí. ―Dispersó los papeles con sus dedos y se abanicó.

―Para el partido de esta semana.

―¿En serio? ―Dinah dejó de abanicarse y arrancó una página de su abanico―. ¿Qué aprendiste de ésta?

Era una foto de Lauren en ropa interior. Apretados calzoncillos bóxer de color negro.

―Estaba mirando su rodilla, para ver si la foto fue tomada antes o después de su cirugía.

―Estabas mirando su polla.

―No lo estaba. La chica es un idiota.

―Quien te excita.

―No lo hace.

―Lo hace.

―Lo que sea. ―Puse los ojos en blanco―. Sabes… definitivamente tiene una historia única. Reclutado en la primera ronda a los veinte años. Un accidente de auto a mediados de la segunda temporada. Fue herida, pero nada demasiado serio. Fue expulsada del equipo antes de empezar su tercera temporada. Rehabilitación casi dos años después, luego logra regresar a la alineación como una extra. Tres años después, es la MVP7 del Super Bowl.

―Recuerdo cuando fue expulsado. Estaba en las noticias más que cuando estaba empezando para los Steel. Bebiendo y festejando. Se convirtió en el juguete de muchas mujeres famosas.

―¿Cómo pasas de ser reclutada en la primera ronda a ser expulsada del equipo?

―Drogas y alcohol.

―Pero realmente no era conocido como una chica fiestera hasta después de ser expulsada. He estado indagando al respecto, tratando de hacer encajar el rompecabezas de Lauren Jauregui, y siento como que algunas piezas han desaparecido. No hay nada sobre ella teniendo problemas, y el equipo no mencionó ninguno cuando la echaron.

―Probablemente la liga no quería un ojo morado. Tal vez se enganchó con los analgésicos de su accidente automovilístico o algo así.

―Salió solo con unos cuantos cortes y moratones. No fue gravemente herida en el accidente.

―¿Había alguien?

―Estaba sola en el auto, a exceso de velocidad y perdió el control.

―Mmm… no lo sé. Pero tal vez puedas preguntarle durante las
conversaciones de alcoba. ―Dinah se levantó―. ¿Cuándo regresas?

―El lunes por la noche.

―¿Puedo quedarme con esto? ―Levantó la foto de Lauren en sus calzoncillos bóxer. Definitivamente era para quedársela.

―Por supuesto. No quiero una foto de esa estúpida arrogante.

―Seguro que no. ―Me lanzó un beso y desapareció.


****


Delta configuró sus aviones para los equipos de deportes profesionales. Un Boeing 757 regular soportaba más de doscientos, pero el avión que la liga usaba tenía los asientos desplazados para dar espacio adicional a las piernas. En la parte posterior del avión, unas cuantas secciones de asientos se enfrentaban entre sí a través de las mesas, diseñado para las reuniones de los entrenadores durante los vuelos.

Todas los cincuenta y tres jugadoras activas de la alineación de los Steel, viajaban juntos dos días antes del partido de visitante, junto con diecisiete entrenadores y algunos del personal de oficina. Cerca de una docena de reporteros viajaban junto con el equipo. Desde que WMBC era un patrocinador oficial del equipo, yo era uno de esos reporteros. Y… odiaba volar.

Cinco minutos antes de abordar, exploté un Xanax seguido por una copa rebosante de vino. Lo último que recuerdo antes de desmayarme, era al piloto diciendo algo acerca de un pequeño retraso debido a una obstinada bandada de pájaros. ¿Pájaros?
Cuando desperté, comprobé la hora en mi teléfono. Había dormido durante cuatro de las casi seis horas de vuelo a California. Mi boca estaba seca y mis ojos aún más secos.

―Buenos días, dormilona. ―La voz me sobresaltó.

Atontada, volví mi cabeza hacia el pasillo, confundida.

―¿Dónde… dónde está Alan? ―Me había quedado dormida sentada junto a Alan Coleman, un reportero de Crónicas Deportivas. Sentado junto a mí ahora estaba la mismísima Lauren Jauregui. Y estaba sonriéndome de oreja a oreja.

―Le ofrecí una entrevista exclusiva sobre las nuevas reglas de alcohol de la liga, si cambiaba asientos conmigo.

―¿Por qué harías eso?

―Para sentarme a tu lado.

―¿Disfrutaste viéndome dormir?

Le Balleur - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora