Cap. 30

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· Willow ·
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Lujuria. Hay una razón de que solo sea una mezcla de las letras que forman la palabra zorra.

Estaba literalmente sentada en el lecho de muerte de mi querida
abuela, y sin embargo mi latido se aceleró al minuto en que Lauren volvió a entrar a la habitación. Vestida con un par de jeans y una ajustada camiseta térmica volteó la gorra de forma que la parte protectora quedara hacia atrás, y tuve que obligar a mi boca abierta a cerrarse. Con su gorra de béisbol hacia atrás y el cabello saliendo por los lados, se parecía a la deportista del cual me enamoré.

―¿Nada?

Negué con la cabeza.

―Solo la devolvieron hace unos minutos. Había una copia de seguridad en el TAC. La enfermera dijo que los resultados también serían respaldados.

Sacó algo de su bolsillo y extendió su mano con la palma hacia arriba, sosteniendo una tarjeta magnética de algún tipo.

―Tu turno.

Mi frente se arrugó.

―Mi casa está a solo cuatro cuadras de distancia. Dijiste que vives al otro lado de la ciudad. Tomé una camiseta y esos pantalones de yoga que las mujeres usan en la tienda de regalos del hotel y los dejé en el baño, en el caso de que desees cambiarte.

―¿La tienda de regalos de hotel?

―Vivo en el hotel Regency.

―¿Ah sí?

―Sí. Durante la temporada. Me quedo en la cabaña el resto del año.

―¿La cabaña? ¿Aún tienes la cabaña? ¿Está terminada?

Sonrió.

―Todavía estoy trabajando en ello. Pero ya casi lo logro.

La cabaña al norte del Estado fue la primera compra importante que Lauren había hecho cuando se hizo profesional. El terreno era hermoso, pero el lugar un desastre. Quería reconstruir todo dlla misma. Solo lo había visitado una vez, pero los recuerdos se habían quedado conmigo. Fue una de las últimas semanas buenas que
había tenido antes de que me saliera de control. Habíamos bautizado cada habitación la semana que estuvimos allí. Un recuerdo, en particular, se repetía a menudo en mi mente. Acabábamos de hacer el amor delante de la chimenea que
daba al lago, y hablamos acerca de pasar la temporada baja allí juntas, arreglando el lugar. Me había dicho que iba a construir otra chimenea en el dormitorio porque le gustaba la forma en que mis ojos se veían en el resplandor del fuego. Lauren y yo tuvimos un montón de recuerdos, pero ese, el momento frente a la chimenea,
recuerdo sentirme total y completamente amada.

―Ve. ―Me devolvió al presente―. Probablemente vamos a estar aquí de nuevo esta noche. Segundo penthouse.

―¿Seguro que no te importa?

―No te lo ofrecería si me importara. Ve. Lo tendré bajo control por un tiempo. Además, no podemos dejar que apestes, ¿verdad? Ese es mi trabajo.


****


Nunca había estado en un penthouse antes. Pero básicamente lucía como esperaba que luciera. Grande, abierto, limpio y elegante. A lo que no se parecía era a la casa de Lauren. Algunas carpetas con el logo de los Steel reposaban sobre la mesa en la sala de estar. La mesa del comedor tenía algunos correos y una camiseta doblada. Pero poco más gritaba que alguien vivía allí durante cuatro meses del año.

Entré en el dormitorio principal. El amplio vestidor estaba lleno de ropa y zapatos. Todo un lado era de camisetas para la práctica, pantalones de fútbol y sudaderas Under Armor. Tenían que haber al menos veinte pares de zapatillas deportivas y zapatillas de fútbol alineados en ese lado del armario. Abrí algunos de los cajones, todo estaba limpio y ordenado. Lauren siempre había sido más de
empujar todo en el cajón y que encaje. Definitivamente otra persona se encargaba de la lavandería. La ausencia de prendas de vestir femeninas en el armario me hizo pensar que era una sirvienta, en lugar de su novia.

Detrás de una pared divisoria había un gran baño principal con doble lavabo y una enorme ducha de azulejos. No hay champús y acondicionadores de lujo, perfumes ni maquillajes. Ni una señal de una mujer que pasara frecuentemente la noche aquí. Aunque había suficientes chorros de agua y espacio en la ducha para tener una pequeña fiesta. Me hizo preguntarme si Lauren se entretenía a menudo.

Mientras me dirigía fuera de la habitación principal, no pude evitarlo. Ya estaba sobrepasando los límites espiando, así que bien podría saltar del todo. Me deslicé para abrir el cajón de la mesita de noche. Dentro había un par de auriculares Beats, un iPod, algunas tarjetas de negocios y una pila de papeles doblados. Moví algunos de los papeles a un lado, revelando una caja medio vacía
de condones y una botella casi vacía de lubricante. Bueno, eso respondió a mi pregunta. Supongo que sí se entretiene a menudo.
Había otro pequeño baño en el pasillo. El que tenía la ropa que Laurenmencionó que compró en la tienda de regalos. Sintiéndome aún más sucia que cuando llegué, me di una ducha rápida y me regañé mentalmente por traicionar la confianza de Lauren cuando había sido tan amable conmigo. De nuevo. Fue una hora después de que volviera al hospital cuando el médico finalmente entró. La expresión en su rostro me rompió el corazón, incluso antes de
que hablara. Lauren había estado sentada en el otro lado de la cama de la abuela y se levantó, así que hice lo mismo. De repente me sentí mareada, pero no me pude volver a sentar. Mi mano alcanzó el collar. Tenía un tic nervioso de jugar con este cada vez que estaba asustada. Solo que había desaparecido. Así que envolví mi
mano alrededor de mi garganta y esperé.

―Lo resultados del escaneo están aquí. ―El doctor hizo una pausa y respiró hondo―. Y me gustaría tener mejores noticias. ―Miro a Laurem y luego a mí―. Tu abuela sufrió un derrame cerebral masivo que afectó el flujo de sangre a través de la arteria cerebral media principal. La sangre estaba básicamente puesta en una
sola área, haciendo que el otro lado de su cerebro quedara completamente privado de sangre.

―¿Estaba? ¿Quiere decir que se detuvo? ―Me aferré a la única palabra potencialmente positiva que dijo.

Le Balleur - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora