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· Camila ·
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os Steel tenían un juego el domingo y luego iban a jugar la noche del jueves de nuevo. Dado que era una semana de recuperación corta, el equipo iba a regresar a casa justo después del partido, en lugar de irse el lunes en la mañana. Eso significaba que no habría entrevistas en los vestuarios después del juego del domingo. Los reporteros de campo podían intentar agarrar a una jugadora clave o dos mientras salían del campo, pero el acceso normal a todo el
equipo estaba limitado a un vestuario abierto después de la práctica.
Los reporteros podían entrar a las cinco esta tarde. Trabajé desde mi computadora en el hotel en la mañana, me las arreglé para arrastrar mi trasero al gimnasio para una carrera de cuarenta y cinco minutos, y llegué al campo donde los Steel estaban practicando a las tres. Subí a las gradas, me senté y observé a la
unidad de equipos especial correr a través de los ejercicios.
Había pasado mucho tiempo desde que me había sentado en el frío metal en un fresco día de otoño para ver una práctica. Incluso aunque pasé una gran parte de mi vida en las gradas de un campo de fútbol, era casi como si estuviera en dos actos y el telón hubiera caído en la primera parte. Aun así, estaba de regreso de nuevo. Era casi irreal.
Hablar sobre Drew anoche y observar al equipo que mi padre había capitaneado por tantos años pesaba bastante en mi corazón. Cuando Drew y yo habíamos empezado a salir, era un comprometido jugador de fútbol soccer. Nunca intentó el fútbol americano. Recordé la primera vez que llevé a Drew a conocer a mi papá. Estábamos en décimo grado, y estaba un poco deslumbrado por conocer al gran Alejandro Cabello
Papá le dijo que tomara asiento y pasó la mayor parte de dos horas
mostrándole los beneficios de ser un pateador en el fútbol americano en lugar del fútbol soccer. Ese otoño, Drew hizo pruebas para nuestro equipo universitario de fútbol americano y se convirtió en el pateador titular.
Un fuerte silbido trajo mi atención de nuevo al campo. Lauren había estado hablando con el entrenador Ryan a un lado mientras la unidad de equipos especiales terminaba, pero los grupos de práctica estaban cambiando ahora. La línea ofensiva corrió hacia dentro del campo mientras las otras jugadoras se alejaban trotando. No podía escuchar nada, pero observé fijamente mientras Lauren
tomaba su lugar detrás del centro y apuntaba varias cosas. Laa jugadoras hicieron ajustes y se movieron alrededor ante su orden.
La mujer no era diferente fuera del campo a como era dentro de él. Era agresiva, confiada, consciente de todo lo que sucedía a su alrededor y completamente en control. Me sentí como una animadora de preparatoria, pero también estaba un poco excitada viendo a Lauren en acción tan de cerca. Había extrañado esta parte de mi vida. Amaba el juego en sí mismo. Pero observar a quien me importaba jugar en ese campo me hacía algo. Las atrapadas, los saltos, el puro atletismo de veintidós mujeres u hombres trotando juntos para formar una unidad y competir. Simplemente había algo hermoso e innato en ello. Incluso aunque nunca había dejado de estar involucrada con el fútbol, algo se despertó de nuevo en mí mientras miraba desde las gradas esa tarde. No estaba segura si era mi amor por el deporte o la esperanza de que algún día podría
combinar mi amor por el deporte con una mujer en el campo.
Los vestuarios tenían una vibra diferente después de práctica de la que tenían después de un juego. Era más relajada y tranquila, incluso los entrenadores estaban riéndose. Nick había volado esa mañana, así que lo encontré, y conseguimos una entrevista con una receptora abierta novata quien estaba comenzando este fin de semana, luego nos movimos a los peces gordos. Lauren estaba rodeada por su larga fila de siempre, así que miré alrededor por otra jugadora que agarrar mientras tanto. La curiosidad me puso en la segunda fila más larga por más de una razón. Corine Anderson estaba por jugar su primer juego con los Steel, y todavía nadie había descubierto la razón detrás de la rencilla universitaria con Lauren
Corine estaba cambiándose en el vestuario que quedaba a cuatro de Lauren pero la jugadora que estaba utilizando el espacio entre ellas ya había desaparecido en las duchas. Nick y yo esperamos unos veinte minutos antes que fuéramos los siguientes para entrevistar a Corine. De reojo, noté a Lauren viendo dónde estaba. Me miró, fulminó a Corine con la mirada, luego volvió su atención hacia mí hasta que nuestros ojos se encontraron.
Cuando fue nuestro turno, me presenté como normalmente lo haría.
―Hola, Corine, soy Camila Cabello de…
―Lauren Jauregui ―Me sonrió socarronamente y luego miró hacia Lauren,quien estaba haciendo su propia entrevista, pero las dos mujeres se miraron fijamente por breves segundos.
―De hecho, de las Noticias Deportivas de la WMBC. ―Intenté cambiar el tema―. ¿Podría hacerte algunas preguntas para nuestro reporte previo al juego del domingo?
―Lo que sea por ti.
Justo lo que necesitaba.
―¿Listo, Nick? ―Tenía un mal presentimiento y quería que esto terminara antes de siquiera haber empezado.
Por suerte Nick nunca se tomaba mucho tiempo, y estuvimos rodando treinta segundos después.
―Felicitaciones por tu traspaso, Corine. ¿Estás emocionado de jugar el domingo tu primer partido con el equipo?
―Lo estoy. Solo he estado aquí unas pocas semanas, pero se siente bien. Creo que he encontrado mi hogar con los Steel.
Incluso aunque estaba muriéndome por preguntar qué había sucedido entre ella y Lauren en la universidad, no lo hice. Algo me dijo que Corine estaba buscando una razón para joder a Lauren, y no iba a ser la chispa que encendiera esas viejas cenizas.
La entrevista se desarrolló sin ningún contratiempo. De hecho, Corine fue encantadora y muy profesional. Después de terminar, Nick bajó su equipo, y guardé mi micrófono en mi bolso.
―Gracias por tu tiempo, Corine. Mucha suerte el domingo.
Me tomó con la guardia baja cuando se inclinó y besó mi mejilla.
―El placer fue todo mío. ―Mientras comenzaba a alejarme, me detuvo―. Estoy en la suite 801. No me importa compartir si estás bien con eso. Será como en los viejos tiempos para Lauren y para mí.
¿Qué demonios?―Vamos, Camila―dijo Nick―. Los vestuarios solo están abiertos por diez minutos más. Tenemos que conseguir a Jauregui.
Mi cabeza estaba dando vueltas mientras esperaba para entrevistar a Lauren.
¿Había sido por eso la disputa? ¿Las dos habían estado compartiendo mujeres en la universidad? No era inocente, había cierto grupo de mujeres que probablemente harían cualquier cosa por estar con un jugador. Ni siquiera tenían que ser profesionales todavía. De hecho, las fanáticas del fútbol eran incluso más
predominantes en la universidad. Cuerpos jóvenes, hormonas en ebullición y la fama que venía con el fútbol televisado en los Diez Grandes. La confianza de Lauren con las mujeres no había venido de sentarse en su cuarto a estudiar. Sabía que había una amplia oportunidad para las jugadoras, incluso sabía que ella era una
jugadora. Simplemente no necesitaba ese recordatorio lanzado frente a mi rostro sobre la mujer con quien estaba durmiendo. Una mujer de la que había empezado a enamorarme.
Estaba feliz que hubiera algunas personas por delante de nosotros, me dio tiempo para tranquilizarme y recordar que estar dentro de este vestuario era para mi carrera, no para mi vida personal. Necesitaba actuar como una profesional.
Cuando llegó nuestro turno de entrevistar a Lauren, puse mi mejor cara.
―Una larga fila para ti hoy. Prometo hacerlo rápido.
―¿Qué te dijo?
―¿Quién? ―Sabía muy bien quién.
―Anderson.
―Respondió las preguntas de mi entrevista.
―Y después te besó. ¿Qué demonios te susurró al oído?
Había esperado que no hubiera notado eso.
―No fue nada.
―Camila ―gruñó.
―¿Podemos discutir eso más tarde? Preferiría tener esta conversación en privado.
Lauren se giró hacia Nick y lo miró. Nick había estado jugueteando con su cámara, pero cayó en cuenta rápido.
―¿Quieren que les de unos minutos?Dije que no al mismo tiempo que Lauren dijo que sí. El pobre Nick lucía dividido.
―Danos un minuto, ¿puedes, Nick? ―estaba pidiendo Lauren, pero la severidad en su voz realmente no lo hacía una pregunta.
Nick se alejó.
―¿Qué dijo, Camila?
―No es importante.
―Para mí sí. ¿Estaba coqueteándote? Puedo manejar eso, si es eso lo que te preocupa. Tendré una charla con ella en otro momento, pero no provocaré una escena si eso fue todo.
La miré a los ojos. Era sincera.
―Sí. Solo estaba coqueteando. Me dijo que no le importaba compartir. Que compartir contigo solo sería como en los viejos tiempos de la universidad.
Esperaba que Lauren se molestara. También esperaba que cumpliera su palabra de no provocar una escena.
Mierda, estaba equivocada. En cuestión de segundos, todo el infierno se desató. Lauren estrelló a Corine contra un casillero. Los reporteros estaban gritando, los jugadores saltaron sobre bancas para llegar a las dos mujeres, y los entrenadores estaban apartando cuerpos de su camino para llegar a sus jugadoras estrellas.
Lauren lanzó un puño, alguien agarró a Corine y lo tiró hacia la derecha, y Lauren aterrizó un puño en el casillero con tanta fuerza, que el metal fue abollado por una gran marca de puño. Ambas mujeres intentaron llegar a la otra, pero había demasiadas personas conteniéndolas, ningún golpe real fue intercambiado.
Cuando las dos mujeres fueron separados, el entrenador Ryan dio un fuerte silbido y gritó que todos con excepción del equipo salieran del vestuario. Los reporteros fueron arreados como ganado hacia la salida.
―¿Qué demonios pasa entre esas dos? ―preguntó Nick cuando estábamos afuera en el pasillo.
No tenía idea, pero iba a averiguarlo.
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Le Balleur - Camren G!P
FanfictionLauren Jauregui, la jugadora mas valiosa del Super Bowl, rápidamente despertó un nuevo pasatiempo; liarse con la periodista deportiva.