Cap. 3

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· Camila ·
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—No has escuchado nada de lo que acabo de decir? ―grité a
Dinah. Estábamos en su auto, conduciendo al Baxter Bowl, un evento de caridad llevado a cabo cada año, en honor a la ex jugadora Tistan Mcare. Tistan era una pateadora de los Steel de Nueva York que fue atropellada por un conductor borracho hace seis años. El equipo y la liga habían sido patrocinadores del evento de caridad desde entonces. La WMBC había comprado tres mesas este año. Era mi primera invitación, pero Dinah, como VP del departamento comercial, había estado asistiendo desde hace años.

―Te oí. Es una imbécil. Te mostró su polla. Te avergonzó.

―Y sin embargo, ¿me preguntas si soñé con ella anoche?

―¿Lo hiciste?

―¡No! ― Quizás

Se encogió de hombros.

―Yo lo hubiera hecho.

―La tipa es arrogante y grosera.

―Suena como si fuera tu tipo.

Tiene un punto. Mi historial de citas no era el mejor. Tendía a sentirme atraída por los tipos equivocados.

―Ya no. Después de esta limpieza, solo saldré con mujeres u hombres que sean agradables, bien educados y fiables.

―Te voy a presentar al mejor amigo de mi padre, Hughey.

―Muy divertido.

―¿Qué? Es muy agradable. Lo juro. Estoy bastante segura que por eso su esposa se divorció de él y se casó con su instructor de baile de salón, de cuarenta y cinco años. Era demasiado aburrido... Es decir, agradable.

―Tendré a Hughey en mente.

―Entonces, ¿qué vas a hacer la próxima semana si lo hace de nuevo?

―Ignorarla y continuar con la entrevista. Esperaba que fuera una idiota. No esperaba que me mostrara su polla. Me tomó por sorpresa. Estaré lista para ella la próxima vez.

―Estoy lista para ella en este momento. Si llevara bragas, estarían un poco húmedas por pensar en ese cuerpo. ¿Crees que estará allí esta noche?

―Espero que no. ―Una parte minúscula, oscura, masoquista de mi cerebro parecía ansiosa por verla. Aunque no había manera en el infierno de que lo admitiera alguna vez.


****


Mi mesa en el Baxter Bowl estaba llena de una interesante mezcla de gente de la WMBC y de gestión de los Steel de Nueva York incluyendo al encantador nieto del propietario de la estación, Austin Mahone, quien también era jefe de operaciones de radiodifusión, técnicamente era el jefe del jefe del señor CUM.
Habíamos estado hablando durante casi una hora y me sorprendió descubrir que teníamos mucho en común. Ambos habíamos asistido a Stanford, a pesar que era unos años mayor que yo. Nuestros padres habían sido mariscales profesionales cuando eran jóvenes, y ambos se levantaban al romper el alba. La familia de Mahone era legendaria en los deportes de Nueva York. El abuelo de Austin no
solo poseía la WMBC, sino que también era dueño de la mayoría de los Steel de Nueva York.

Cuando terminaron de llevarse nuestros platos de la cena, Austin se inclinó hacia mí.

―¿Quieres bailar?

―Por supuesto. Me encantaría.

En la pista de baile, me condujo a través de un baile lento. Tenía mano firme y definitivamente sabía cómo dirigir. Y era bastante agradable a la vista, también.

Le Balleur - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora