Capitulo 38

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La daga en su puño se sentía poderosa, capaz de brindarle la seguridad suficiente para atreverse a ejecutar el millón de ideas que en ese momento se le estaba pasando por su cabeza.

Si tal vez hacía un rápido movimiento podría llegar a clavar la daga en el cuello del chico más cerca pero eso le daría tiempo a Dumbledore para maldecirlo. Sí empezaba con Dumbledore, los otros dos chicos se le lanzan de inmediato encima, podría clavar la daga en la yugular del viejo y arreglárselas con los otros dos si su cuerpo estuviera en buenas condiciones, porque pensándolo bien las heridas en las piernas, brazos y espalda no le permitían moverse con facilidad, la debilidad en su cuerpo por no comer adecuadamente tampoco ayudaba y el ver a dos viejos borrosos tampoco era de mucha utilidad.

Pero nunca, nunca jamás se permitiría delatar algo sobre el Lord oscuro, así le clavaran esa misma daga que tenía en su mano en el cuello, nunca hablaría.

- Veo que ni clavándote esa daga mil veces en el cuello hablaras malfoy.

- ¿No te han dicho que es de mala educación espiar los pensamientos de los demás Dumbledore?

- Algunas veces muchacho, pero debo confesar que es fascinante la manera en que bloqueas tu mente. ¿Sabes quién me resulta fascinante también? Tu madre, ese largo y sedoso cabello que llega hasta su delicada cintura, su caminar y porte elegante, el hermoso gris de sus ojos iguales a los tuyos resulta hipnotizante. Ayer la vi caminando por el callejón Diagon, me pareció verla comprando ingredientes para pociones ¿No te parece extraño? Una hermosa mujer caminando sin ninguna protección en estos tiempos. - Observó al viejo mientras hablaba de su madre, sabía que lo estaba provocando, sabía que no podía caer, todo tal vez era una mentira para hacerle hablar.

- Madre nunca saldría sola de casa.

- Mmm ayer estaba un chico a su lado, parece ser su guardaespaldas, pero sinceramente no parece rival para ninguno de mis chicos. Entré a la tienda que ella entró, el señor muy amablemente me comentó que la señora asistirá el día de mañana para buscar los ingredientes faltantes, me parece que a ti y a tu madre les encantaría reencontrarse, después de todo llevas prácticamente tres semanas aquí, debe estar preocupada por su hermoso hijo.

- Le hacés algo y juro que te arrepentirás Dumbledore. - Escupió con furia arrojando gotas de sangre en el rostro y barba del viejo mago.

- Oh no, Draco sería incapaz de dañar a tu hermosa madre, claro esto solo ocurrirá si tú no colaboras pero como sé que lo harás por el bien de tu madre, estaré dispuesto a dejarla completamente tranquila. - El rubio sintió como el filo de la daga se atravesaba más y más la superficie de su piel de la espalda dejando que gotas de sangre cayeran al piso.

- Muy bien, te daré lo que quieres pero debes prometer que madre estará bien.

- Nunca rompo mis promesas Joven Malfoy.

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- Habla Sirius.

- ¿James? Pero cómo es que tu...¡Estás vivo, sabía que lo estabas! Dumbledore me dijo que el señor tenebroso te había asesinado pero nunca lo creí. - El hombre de cabello castaño trató de levantarse para abrazar el azabache, el acero quemando sus muñecas se lo impidió sacándole una sonrisa al joven de ojos rojos que lo miraba desde una esquina alejado de la situación.

- Entonces, ¿cómo es que nunca fuiste con Harry y con la niña? ¿Cómo es que abandonaste a Remus? ¿Cómo es que estuviste oculto junto a Lily todos estos años permitiendo que ese viejo la lastimara? ¡¿Por qué Sirius?!

- Se que el estado de la situación y el cómo estoy involucrado es cuestionable, pero estoy dispuesto a explicarlo, responderé a todo lo que me preguntes James.

Mentiras entre rosas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora