Capitulo 16

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La habitación se había quedado en absoluto silencio, nadie hablaba ni nadie se movía, solo se oía el sonido del viento furioso pegar contra las ventanas mientras las cortinas se mesian bruscamente haciendo que una helada ráfaga de viento entrara estremeciendo a todas las personas en la habitación, lo único que se escuchaba aparte del viento era la acelerada respiración del furioso azabache que se encontraba acostado en la inmensa cama mientras que con sus ojos marrones con ligeras manchas de color rojo miraban con furia al confundido castaño que le observaba con sus ojos rojos tratando de decirle con la mirada que no sabía absolutamente nada de lo que estaba diciendo.

Los Malfoy estaban sumamente cayados, Lucius tomaba el brazo de una nerviosa Narcissa que tenía el ceño fruncido en un gesto de preocupación y confusión al oír las anteriores palabras de azabache en la cama. Draco estaba con la boca abierta formando una perfecta "o" con sus labios, sus manos picaban por ir a abrazar a su novio pero al sentir que la magia de este vibraba de manera furiosa y ansiosa decidió que no era buen momento para acercarse, sabía que la magia de su chico nunca le haría daño pero también entendía que en ese momento el chico no tenía mente para otra cosa que no fuera en tratar de adivinar si su padre estaba completamente desquiciado o en realidad estaba diciendo la verdad.

Tom Riddle estaba cerca de la cama tratando de decirle a su esposo que no sabía absolutamente nada de lo que estaba diciendo, que estaba preocupado por esa cantidad de incoherencias que estaba diciendo pero algo en su interior sabía que su amado esposo está diciendo la verdad pero, si todas las temblorosas palabras que salían de los labios de su león era ciertas ¿Porque no las recordaba?

Severus Snape frunció el ceño en un gesto de confusión total, su varita en mano apuntaba al azabache tratando de buscar en su mente algún daño de una posible maldición por parte del viejo y después de varios minutos y jadeos de dolor por parte del azabache al sentir la intromisión en su mente, el pocionista soltó un suspiro frustrado cuando al salir de la mente del león no encontró absolutamente nada, solo recuerdos que él había olvidado.

- James por favor dinos todo lo que recuerdes de esa noche en donde se llevaron a Harry. Necesito que lo hagas de manera tranquila y sin hacer ningún esfuerzo ¿De acuerdo? - Pidió el pocionista sonriendo levemente cuando el azabache asintió de acuerdo.

- En ese entonces vivíamos en nuestra antigua casa, la mansión Potter, recuerdo que durante todo un mes Tom y Lily me tenían harto con la idea de mudarnos, su nivel de insistencia me tenía tenso todo el tiempo y a cualquier cosa de la casa le encontraba algún defecto, ya sea porque se ensuciaba mucho cosa que nuestros elfos solucionaban con un chasquido de dedos, por qué se nos estaba haciendo muy pequeña, porque Lily no tenía su laboratorio, Tom no tenía su espacio para practicar su magia, Harry no tenía su segunda habitación para jugar, a veces decían que habían muchos vecinos cerca de nosotros y la excusa más insólita e incoherente que los dos inventaron fue que la casa era tan vieja que no aguantaba el poder de la magia de la familia Riddle. - Recordó el azabache soltando una risita nostálgica mientras sus ojos se cristalizaron. - Fueron tan pero tan insistentes que hasta un Harry de cinco años decía que quería una casa nueva, y no me quedó más remedio que hacerles caso así que habíamos planeado mudarnos a la mansión Riddle.

- Ese día nuestra antigua casa estaba en un completo desorden ya que estábamos empacando y deshaciendonos de cosas inservibles, Lily junto a Cissa estaban como locas planeando cada cosa, cuadro, tela o alfombra que colocarían en cada rincón de la nueva mansión, mientras Tom y yo estábamos en Riddle Manor asegurándonos de aumentar las protecciones ya que estábamos en tiempos peligrosos, habíamos descubierto cosas de Dumbledore y siempre sentíamos que alguien nos seguía a dónde fuéramos por eso todos lo hacíamos de forma secreta, tanto Lily como Cissa siempre estaban con alguien protegiéndose aunque ellas dijeran que no lo necesitaban. - Suspiró el azabache escuchando como un jadeo de sorpresa salía de los labios de la señora Malfoy, borrosas imágenes llegaban a la mente de la rubia haciendo que sus piernas perdieron fuerza y su cuerpo se balanceara un poco siendo sostenida por su esposo.

Mentiras entre rosas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora