Rayos verdes y de múltiples colores se veían por todas partes.
El calor apoderándose de sus cuerpos por el poder de la adrenalina corriendo por sus venas, sus pulmones ardían por el fuerte olor del humo ocasionado por los enormes incendios que ocurrían en varias zonas de la vieja cárcel.
Olores asquerosos y repugnantes salían de las celdas que almacenaban cadáveres en estado de descomposición, los sonidos de las maldiciones y hechizos sonaban por doquier y Draco solo quería dormir y no despertar mas hasta haber salido de ese infierno.
Sentía que ya estaba loco y que ese que lo cargaba en la espalda no era Harry si no que era algún producto de su trastornada mente que le estaba jugando una broma.
- Cariño, sabes que soy yo. Soy Harry.
- Lo se, la calidez de tu magia rodeándome me lo dice pero, he pasado semanas encerrado en ese lugar y acabo de confirmar que eso de que Azkaban vuelve loco a la gente... es verdad.
- No estas loc... ¡Avada Kedavra! - Gritó el moreno quitándole la vida a un viejo auror que corría lejos de ellos mientras lanzaba un patronus que posiblemente le llegaría a Dumbledore. - No estas loco mi rey, solo debes estar muy débil y cansado. Duerme allí, yo te protegeré.
- Lo se... - El rubio sonrió ladinamente permitiéndose caer en esa laguna oscura que podría denominar el mundo de los sueños, muy a lo lejos escuchaba la respiración agitada de Harry y las maldiciones que susurraba al caminar.
Estar en la espalda de su chico era mil veces mejor que esa cosa en la que dormía.
- Oh mi hermoso Dray ¿Qué demonios le hicieron esos malditos? - Se escucho decir a la fiel amiga pelinegra del rubia mientras con suavidad removía los mechones rubios que tapaban el rostro adormilado del chico. - Maldición esta muy lastimado. - La chica se quejo mientras hechizaba a una joven que pretendía atacarlos por la espalda, las gotas de sangre salpicaron sus hermosas botas de tacón frustrando a la pelinegra y motivándola a terminar de asesinar a la chica.
- ¡Mi Lord! Mas aurores han sido enviados por el ministerio no se que paso allá, pero el jefe de aurores ha dado la orden de matar a quien han causado todo este revuelo. - Dijo Fred caminando en su dirección mientras limpiaba rastros de polvo, sangre y sudor de su rostro.
- También han mandado a los inefables, el desgraciado director de esos dos departamentos de seguro esta con el viejo, dinos lo que deseas y lo llevaremos a cabo - Completó George apoyándose del hombro de su hermano, poco a poco sus amigos se colocaron alrededor de ellos protegiéndolos de los hechizos que venían por parte de los nuevos aurores que llegaban.
- Apenas logramos escapar de las garras del viejo, él mando a los idiotas esos a que vinieran. Él y las demás ratas deben venir pronto ¿Cómo procedemos? - Preguntó Neville en un suspiro cansado pero con la fortaleza suficiente para proteger a sus amigos y hacer que todos salieran de esa maldita cárcel con vida e ilesos.
- Ok. Pans, necesito que alguien lleve a el Dragon a un lugar seguro y que le den la atención medica adecuada que necesita con urgencias, mientras los demás nos quedaremos a terminar este desastre. ¿Entendido? - Preguntó viendo el asentimiento firme de todos ante sus palabras, con delicadeza hizo flotar al hermoso chico que se aferraba a su espalda como un koala y lo coloco entre sus brazos dejando un delicado beso en su frente. - Descansa tranquilo amore mio, pronto estaré contigo. - Arreglo su cabello largo detrás de su oreja y fijó sus ojos en la pelinegra que trataba de aguantar las ganas de llorar al ver a su mejor amigo en ese estado. - Pansy dejo mi vida en tus manos. Mas te vale que no me falles.
- Mi Lord, el dray es para mi lo que era Mione para ti antes, no compartimos la misma sangre pero es mi hermano. - El moreno asintió y finalmente dejo que la ojiverde se hiciera cargo.
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Mentiras entre rosas negras
RandomHarry Potter y Draco Malfoy se enfrentaban al destino. El amor que compartían era su mayor fortaleza y su mayor debilidad. Se habían dejado envolver por peligrosas enredaderas de magia oscura que oprimian sus corazones que seguían anhelando el pode...