Hoy por fin podría volver a ver a su Dragón, solo esperaba que el imbécil de Ronald no lo arruinara porque si no toda las ganas contenidas que tenía de matarlo se desatarían y arruinar el plan principal no era la idea.
- Falta poco, los carroñeros pronto llegarán y...
- ¿De qué hablan chicos? - Preguntó Ronald mientras caía de bruces al suelo.
- Nada amor, solo Harry volvió a sentir que Voldemort se entrometia cuando aparecimos de la casa de Luna, pero pudimos controlarlo. - Explicó Hermione sonriéndole tranquila y dejando un cariñoso beso en los labios del pelirrojo quien quedó sonriendo como bobo.
- ¡Es injusto! ¿Acaso no podemos confiar en nadie? - Se quejó el pelirrojo a lo que Mione y Harry pusieron los ojos en blanco.
- La raptaron por qué ella me apoyaba, entiende está desesperado.
- Bien, iré a poner las protecciones. - Anunció Ronald dándoles la espalda, Harry observó a su amiga viendo como está sonreía mientras que con un movimiento de mano hacía que los carroñeros entrarán en acción.
Minutos después el trío de oro se encontraban de rodillas en el suelo frente a los Malfoy y la desquiciada de Bellatrix quien les sonreía con burla.
Los ojos de Harry brillaron y su magia vibró feliz de ver a su alma gemela bajar por las imponentes escaleras tan hermosas y perfectas como siempre. Su ceño se frunció al ver cómo uno de los sucios mortífagos tomó con rudeza al rubio por la nuca arrastrándolo por el piso hasta acercarlo y tirarlo de rodillas a los pies de su padre.
- Draco hijo, él es Potter ¿Cierto? - Habló Malfoy para que momentos después Narcissa levantará la varita en dirección al pelirrojo haciendo que esté cayera totalmente inconsciente en el suelo, un segundo después de las varitas de Lucius, Draco y Bella salieron rayos verdes que chocaron contra los pechos de los presumidos carroñeros y del hombre lobo Greyback logrando acabar con sus vidas.
- ¡Gracias a Merlín! Ya no soportaba un minuto más con ese idiota. - Agradeció Hermione besando la mejilla de Narcissa quien sonrió orgullosa al ver a la chica patear el cuerpo del pelirrojo. - Enserio cissy, es taaaan insoportable.
- Estás mugriento Harry. - Fueron las primeras palabras que salieron de la boca de Draco después de no ver a su pareja por un mes entero.
- Yo también te extrañe Dragon. - Dijo el moreno con sarcasmo sonriendo al sentir los cálidos brazos de su chico alrededor de su cuerpo. Dios lo extrañaba.
- Te extrañe, te extrañe, te extrañe. No estás mugroso, osea si lo estás pero no me importa porque...
- Tranquilo amor, te entiendo. - Se burló el chico sonriendo complacido al recibir un apasionante beso por parte del rubio quien sin poder contenerse soltó un gemido al sentir los cálidos y sabrosos labios de su pareja sobre los suyos.
Sin darse cuenta su magia vibro por toda la mansión asustando a todos los presentes, las magias felices de reencontrarse se unieron sintiéndose en casa al percibir que la otra la abrazaba de manera cálida y cariñosa, todo esto antes las miradas impactada de los demás al ver a sus dos lord envueltos en una burbuja brillante mientras sentían las intensas corrientes de magia que les hacían inclinar la cabeza en una muestra de respeto y lealtad.
- Chicos, chicos no tenemos tiempo, hay que seguir el plan de Dumbledore para no levantar sospechas.
- Hermione tiene razón hijo, concentrémonos. ¿Que era eso tan importante que nos tenías que decir Harry? - Se oyó decir a Tom quien con una gran sonrisa había aparecido al lado de su hijo para después abrazarlo fuertemente, este vio la pregunta silenciosa en los ojos del joven moreno y alborotando el cabello de manera cariñosa respondió. - Tu padre está bien, se ha recuperado bastante pero aún no está lo suficientemente fuerte para hacer las cosas por sí mismo, Snape está haciendo un excelente trabajo, nada de qué preocuparse mi serpiente.
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Mentiras entre rosas negras
NezařaditelnéHarry Potter y Draco Malfoy se enfrentaban al destino. El amor que compartían era su mayor fortaleza y su mayor debilidad. Se habían dejado envolver por peligrosas enredaderas de magia oscura que oprimian sus corazones que seguían anhelando el pode...