Draco no sabía si lo que tenían planeado saldría como ellos querían, la primera parte del plan salió exitosamente, habían logrado salir del colegio cubriéndose con la capa de invisibilidad y guiándose con el mapa de merodeador mientras un hechizo silenciaba sus pasos, en uno de los pasillos se sobresaltaron al encontrarse de frente con Severus Snape teniendo una pequeña discusión con el señor Filtch pero con la respiración agitada y sus manos temblando caminaron rápidamente hasta encontrarse completamente fuera del colegio sin ser vistos por nadie, ambos suspiraron aliviados cuando con un movimiento de varita hicieron que el viejo sause boxeador dejara de moverse y con una gran sonrisa entraron en el oscuro y sucio pasadizo hasta llegar a la casa de los gritos.
- ¿Listo? - Preguntó el moreno a su lado con un poco de nerviosismo notándose en su voz. El chico rubio le sonrió y colándose de puntas besó sus labios haciendo que el azabache sonriera y una corriente de magia recorriera sus venas, sus ojos grises chocaron con esos hermosos ojos que tanto amaba, el verde esmeralda y el rojo carmín llamándolo a perderse en ellos cosa que estaba dispuesto hacer así se le acabara la vida en ello, sonrió pasando su mano por sus párpados dejando varios besos en ellos que eran recibido gustosamente por el chico.
- Creo que mis nuevos ojos te gustan más que yo...
- En realidad me gustas todo tu amor, aunque hay una parte de tu cuerpo que me encanta mucho pero mucho más.- Dijo con una sonrisita traviesa que hizo que el moreno lo abrazara por la cintura acercándolo mas a su cuerpo, ambos se miraron con intensidad sintiendo como la magia del otro los abrazaba a cada uno haciendo que el calor en la habitación aumentará y la mirada de cada uno se oscureciera, el rubio tragó grueso y con una sonrisa que prometía muchas cosas alejó al chico un poco de su cuerpo. - Pero no es momento cariño, tenemos algo importante que hacer pero cuando regresemos...
- Si es que regresamos.- Interrumpió el moreno.
- Exacto, si es que regresamos podemos hacer lo que sea que haya pensado esa perversa mente tuya, ahora concentrémonos en esto ¿Si?
- ¿Estás listo? - Preguntó nuevamente el moreno abrazándolo por la cintura mientras recitaba un hechizo haciendo que sus ojos volvieran a su estado de antes, completamente verdes.
- Contigo siempre cariño. - Respondió el rubio con una gran sonrisa dejando un beso en sus labios otorgándole la confianza que tanto le faltaba al moreno.
- Ya sabes, cúbrete con la capa justo cuando lleguemos, no te separes de mi lado, no hagas ruido, controla tu magia, no te reveles hasta que sea seguro y si todo sale mal solo huye, de alguna forma buscaré la manera de escapar contigo ¿de acuerdo? - Dijo con firmeza viendo como el chico a su lado bufó con fastidio para después sonreír escondiéndose bajo la capa sin dejar de tomar su mano.
Segundos después el rubio los apareció en Malfoy manor sin llegar a alterar las protecciones de la antigua mansión, asegurándose de que la capa cubriera completamente al rubio avanzaron con sigilo hasta salir de la habitación pero al bajar las escaleras un elfo apareció ante ellos alertando a uno de los amó que se encargaban de la antigua mansión en ese momento, la mismísima Bellatrix Lestrange.
Después de allí el plan que tenían bien estructurado se fue a la mierda pues Harry Potter se encontraba de rodillas con miles de listones envueltos en su cuerpo que poco a poco le cortaban la piel mientras este veía como una emocionada Bellatrix llamaba a su señor, el moreno suspiro tranquilo pues la parte del plan que era más importante para él había salido bien, nadie sabía de la presencia de Draco.
El rubio debajo de la capa estaba ansioso, apretaba su varita pensando en algún plan que sirviera para salir de allí cuanto antes pero dejo de repasar hechizos e ideas absurdas cuando una nube espesa de color negro apareció en la sala apagando las luces del lugar, segundos después se disperso revelando la alta figura de un sonriente voldemort.
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Mentiras entre rosas negras
AcakHarry Potter y Draco Malfoy se enfrentaban al destino. El amor que compartían era su mayor fortaleza y su mayor debilidad. Se habían dejado envolver por peligrosas enredaderas de magia oscura que oprimian sus corazones que seguían anhelando el pode...