Capitulo 14

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La mansión se encontraba en absoluto silencio, era muy de noche probablemente de madrugada por el helado viento que entraba por la ventana, un escalofrío recorrió la desnuda espalda del rubio haciendo que se acercará más al cuerpo cálido de su pareja, esté aún en su inconsciencia lo envolvió aún más proporcionándole ese calor que le faltaba. Draco abrió los ojos viendo el rostro tranquilo de su pareja y con los dedos temblando levemente recorrió desde su frente pasando por su nariz hasta terminar repasando el contorno de esos carnosos labios que tanto le encantaba pero de repente unos dientes envolvieron su dedo haciendo que pegara un leve grito al sobresaltarse. Una pequeña carcajada interrumpió que se chupara su dedo herido y con el ceño fruncido miró que el moreno le observaba con diversión.

- ¡Imbécil, me duele mi dedo! - Se quejó el rubio haciendo un lindo puchero que Harry deseo borrar a besos. - ¡Mira! Me hiciste sangrar.

- Lo siento amor. - Se disculpó el moreno dejando un beso en el pálido dedo mientras la culpabilidad se mostraba en sus ojos, Draco sonrió complacido al ver qué el chico sobaba su dedo con delicadeza buscando la herida que sangraba probablemente para cerrarla, el moreno frunció el ceño al oír la carcajada de su pareja.- ¡Eres un maldito manipulador! ¡No estás sangrando!

- ¡Me mordiste! Tu fuiste el que empezó. - Respondió el rubio encogiéndose de hombro mientras cerraba los ojos ocultando su rostro en el cuello del moreno y empleando más fuerza en su abrazo al torso desnudo del moreno.

- Pero si tu fuiste el que me despertó ¡Tu empezaste! - Draco empezó a reírse a carcajadas cuando el moreno se levantó y le empujo dejando su espalda contra la cama, su cuerpo se retorcía al sentir las manos del moreno hacerle cosquillas mientras sus carcajadas causaban que los ojos del azabache brillarán con felicidad al verle reír. - Ok, ok ya pa...ra...ya para, de...detente...detente. - Pidió el chico suspirando al sentir unos labios en su frente dejando un tierno beso que le hizo sonreír tiernamente.

- Perdón Dragon...- Dijo en un murmullo el moreno mientras ocultaba su rostro en el cuello del pálido chico rozando su nariz con la piel de este, Draco frunció el ceño confundido y empezó a acariciar el suave y negro cabello de su amado haciendo que este suspirara tranquilamente.

- No debí hacer eso...cuando tu tía llegó sin ti sentí que el mundo se me acababa...no sabes los millones de terribles escenarios que pasaron por mi mente en ese momento, pero...perdí el control y varias personas que solo me preguntaron si estaba bien pagaron el precio, después llegaste y vi esas marcas en tu piel que no fueron hechas por mi y...y todo empeoro, tu no tenias la culpa, tuviste que hacerlo para poder escapar pero estaba molesto porque no pude protegerte, nadie tiene derecho a tocarte y lo que me enfureció es que lo hicieran mientras que yo no podía hacer nada por que no sabia donde estabas.

- A pesar de que eres el hijo del mago más tenebroso de todos los tiempos, de que un maldito viejo ha hecho de tu vida una mierda y de que hayas reconocido la poderosa magia que había en ti sigues siendo el mismo niño inocente que conocí en la tienda de túnicas Harry. A pesar de que trates de ocultarlo aun sigues teniendo ese noble corazón que tanto han lastimado. ¿Y sabes que es lo que más me gusta? - Preguntó el chico sonriendo al sentir que el moreno negaba con la cabeza aun sin salir de su escondite. - Que ese corazón puro solo me pertenece a mi, que ese enorme corazón solo es para mi y para tus padres por supuesto.

- Y no tengo nada que perdonarte amor, créeme que si hubiese pasado lo mismo contigo no me hubiese importado acabar con toda la sociedad mágica si con eso volvía a tenerte conmigo.- Susurró el rubio dejando un suave beso en la melena azabache mientras sus manos seguían con la tranquilas caricias.

- ¿Te han dicho que eres todo un cursi? - Respondió Harry en un susurro somnoliento al tiempo en que una linda sonrisa aparecía en los labios del slytherin.

- ¿Te han dicho que te amo? - Murmuró el chico viendo como su novio salía de su escondite y le dejaba un rápido beso en su labios para después volver a esconderse ejerciendo más fuerza en el abrazo y montando su piernas encima de las suyas encarcelando en un enredo de brazos, piernas y sabanas.

- ¿Te han dicho que yo también te amo? - El azabache beso el cuello del rubio y un momento después los dos se dejaron llevar por el sueño durmiendo tranquilamente entre la calidez de los brazos de su pareja.

En otra habitación de la enorme mansión, una persona abría los ojos después de un largo sueño, el miedo se apoderó de su cuerpo al ver que las mugrientas y frías paredes de su celda no estaban a su alrededor, la dureza del piso fue reemplazada por algo suave bajo su cuerpo y el viento frío que te cortaba la piel fue reemplazado por unos cálidos brazos que envolvían su cuerpo... espera ¿Brazos?

Se removió completamente asustado, su cuerpo cayó al piso duramente y sin importar el horrible dolor que sentía en todo su cuerpo se levantó y corrió rápidamente sin importar que la puerta sonará al cerrarse bruscamente, necesitaba salir de allí, no sabía donde estaba, ¿Dumbledore lo cambio de celda? ¿Lo volvió a llevar a esa habitación que tantas nauseas le daba cuando lo llevaban? ¿Albus volvió a obligarlo a hacer aquello que tanto le asqueaba?

Tenía que correr, correr y correr, todos estaban dormidos era la oportunidad perfecta para escapar pero su cuerpo se detuvo al sentir que una magia familiar le llamaba ¡Era imposible! Ya había enloquecido seguramente, siguió corriendo y con mucha dificultad bajo las escaleras sin poder evitar que su pie se doblara y procediera a caer por las escaleras golpeando su cuerpo y heridas contra cada uno de los pulcros escalones.

Tomando una larga exhalación de aire se levantó sin poder evitar que un jadeo de dolor escapara de sus labios al sentir que sus heridas volvían a sangrar haciendo que el líquido rojo resbalara por su pierna dejando una gota de sangre a cada paso que daba, siguió corriendo hasta que un grito se oyó por cada rincón de la habitación, un escalofrío recorrió toda su espalda, sus piernas temblaron y chocaron contra el piso haciéndole caer de rodillas, sintió miedo por la enorme esperanza que empezaba a crecer en su pecho así que soltando un suspiro tembloroso levantó la cabeza lentamente sintiendo como todo a su alrededor paraba, como si el mundo se hubiese detenido y solo estaba él de rodillas frente a esa persona oculta entre la oscuridad.

Un segundo después la persona dio un paso permitiendo que la poca luz de las velas dejaran ver su rostro, unos ojos color marrón castaño con unas pequeñas motas de color verde aceituna se encontraron con unos brillantes ojos color rojo sangriento que le miraban con preocupación reflejados en ellos.

El aire salió de su cuerpo, él estaba allí ¡No había enloquecido!

- ¿Se puede saber a donde mierda vas James Potter? - Fueron las palabras que hicieron que el azabache sonriera por primera vez en once años.

Si, él estaba allí.

- ¡HARRYYYYYYY! - Volvió a gritar el hombre haciendo que el pelinegro frunciera el ceño.

- ¿Pa...para que eres un mago si no...no usas la magia? Po...podrías usar un hechizo, a...así no romperás mis...tim...tímpano con...con tus gritos.

- Un imbécil que esta débil y gravemente herido salió corriendo como idiota de nuestra habitación, obviamente se me olvido la varita por estar persiguiéndote malagradecido. - Gruñó el moreno con fingida molestia.

- ¡HARRYYYYYYY, DESPIERTAAAAAAA! - Volvió a gritar haciendo que una espléndida sonrisa apareciera en sus labios y en los del hombre de cabello azabache.

- Te extrañe. - Dijeron los dos hombres con sus ojos brillando en adoración al ver los ojos cristalizados del otro pero el hombre azabache dejó de sonreír al sentir que todo giraba a su alrededor, sus ojos se cerraron y su cuerpo cayó al piso por tercera vez en la madrugada.

Mentiras entre rosas negrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora