La sala estaba en total silencio, no comprendían qué había pasado, ¿un hotel dónde el tiempo pasaba más lento?
Nico di Angelo no quiso escuchar nada más y salió disparado fuera del comedor, con los recuerdos de su, ¿infancia? O lo que sea, en su mente, algo que no le gustaba.
Cass hizo el amago de salir tras él, pero Will la detuvo.
-Déjalo Cassy, Nico necesita tiempo a solas-
Cassidy, no muy convencida, volvió a sentarse. En su mirada se podía notar la preocupación hacía el chico, que inconscientemente, había adoptado.
-Relájate estrellita, sabes muy bien que Nico no tiene muy buenos recuerdos en aquel lugar- Percy intentó tranquilizarla.
-Yo quiero leer- Grover dijo en voz baja, pero lo suficientemente alta para que el libro apareciera en sus manos -Capítulo 18, "Vamos muy profundo al inframundo"-
La ansiedad por los hechos comenzaba a carcomerme, si Zeus y Poseidón se acababan enfrentando en una guerra el mundo sería destruido, ambos tenían el poder suficiente como para hacer aquello, y sin embargo todo aquello dependía de si nosotros llegábamos o no a tiempo con el rayo maestro del dios de los cielos. Lo cual no era precisamente una tarea sencilla cuando todos los monstruos del Tártaro y desgracias parecen perseguirte.
Primero nos habían atacado las tres Furias de Hades, luego Medusa, una Quimera nos intentó convertir en su cena, un dios nos detuvo para pedirnos un favor, y finalmente un hotel nos hizo perder el tiempo... esto último suena más tonto de lo que realmente es, el Hotel Casino Loto resultaba ser una trampa mortal en la cual podías pasar años dentro sin que el tiempo te afecte ni tú te des cuenta del paso del mismo.
Cassidy, que no apartaba la mirada de las gran puertas de madera, apretó tanto sus puños que sus nudillos comenzaron a ponerse blacon por la fuerza que estaba ejerciendo.
Y ahora, finalmente, Grover, Percy, Annabeth y yo corríamos a tomar un taxi en la avenida principal... o, más bien, Annabeth nos arrastró hasta subirnos a uno. Cuando nos sentamos en el asiento de atrás, bastante apretujados y agitados a decir verdad, Annabeth le dijo al aburrido conductor que nos lleve hasta Los Ángeles.
El taxista nos recorrió con la mirada aburrido—. Eso son quinientos kilómetros, tendrán que pagarme por eso.
Y por suerte, aunque me cueste admitirlo, teníamos una hija de Atenea con nosotros, quien tuvo la brillante idea de utilizar la tarjeta del Hotel la cual, para nuestra suerte nuevamente, tenía fondos ilimitados.
Annabeth miró indignada a su amiga, aunque está no le estaba prestando atención.
Así que el conductor nos llevó a toda prisa hacia nuestro destino luego de que yo le insinuase que cuánto más rápido fuese, más dinero le pagaríamos.
Finalmente nos pusimos en marcha hacia Los Ángeles, donde mi hermano con cara de pez y yo nos debíamos reunir con nuestro padre, y donde también deberíamos bajar muchos metros bajo tierra hasta llegar al Inframundo.
—¿Qué piensas? —le preguntó Percy a Annabeth luego de un rato donde él nos había estado contando un sueño que tuvo. Ambos compartíamos los sueños sobre la fosa y una escalofriante voz que nos intentaba atraer hacia ella.
—Eh... nada. Sólo que... No, tiene que ser Hades. Quizá envió al ladrón, esa persona invisible, por el rayo maestro y algo salió mal...
El dios del inframundo se cruzó de brazos, como una niño pequeño.
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Leyendo "Cassidy Weasley y los elegidos" || hp & pjo
FanfictionCassidy solo quería un año normal sin tener que preocuparse por la guerra contra el Titán del Tiempo, que encima era su abuelo, o por la guerra Mágica contra Voldemort. Por su desgracia la suerte no está de su parte y las Moiras deciden que es buena...