Capítulo 24: "El asesino Sirius Black"

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Percy miró a los presentes, como si retando a alguien cogiera el libro de sus manos, obviamente nadie se atrevió, la mirada del chico daba bastante miedo.

-Percy...- Annabeth pasó un brazo por la cintura del chico con la intención de calmarle.

-No, ni lo intentes Chase- La respuesta del joven sorprendió a los presentes, nunca habían escuchado al chico llamar a la hija de Atenea por su apellido.

Annabeth miró dolida a su mejor amigo.

-Capítulo 24, "El asesino Sirius Black"- El Jackson leyó ignorando las miradas de sus padres y amigos.

Decir que todo transcurría perfectamente, era una muy obvia mentira. En Hogwarts jamás podrías tener un año normal, especialmente si asistías junto a Harry Potter. El chico no solo había escapado de la, quizá solo falsa, seguridad de entre los muros del castillo.

Harry se sonrojó, no era su culpa de que los problemas le siguieran a todas partes.

No. Harry Potter jugaba Quidditch, lo cual implicaba volar... ¡y volar es extremadamente peligroso! Y, como yo tengo razón en aquel punto, en el último partido de Hufflepuff contra Gryffindor, pues los Slytherin no querían jugar por la muy dramatizada lesión de Draco, el niño de la cicatriz cayó de su escoba desde más de veinte metros de altura. Era una suerte que Dumbledore pudiera detener su caída a tiempo o habríamos tenido que asistir a un funeral.

Pero Harry, a diferencia de su escoba, estaba perfectamente bien cuando despertó en la enfermería. Tan solo molesto por la presencia de los dementores y por como estos le afectaban particularmente a él.

Lo preocupante era, sin duda alguna, la incursión de Sirius Black dentro de la escuela. Ninguno de nosotros lo supo aquel día, nadie lo esperaba, pero cuando los Gryffindor subieron a su Sala Común se encontraron con que el retrato que resguardaba la seguridad de su torre estaba destrozado y la dama gorda había huido de él luego de negarse a dejar entrar al asesino.

-Vaya, es verdad que Hogwarts es muy seguro- Sally comentó con un tono sarcástico que todo el mundo pudo notar.

¿Por qué todo ocurría a Gryffindor? No lo sabía, quizá nunca tendría la respuesta, o quizá solo era porque de ellos se esperaban futuros hacedores de increíbles proezas. De cualquier modo, yo no deseaba estar a estas alturas en su lugar, suficiente tenía con el mundo griego ya.

-Los Gryffindors siempre teniendo el protagonismo, que raro- Un alumno de Slytherin del quinto año habló.

-Como si nosotros lo quisiéramos- El Potter le contestó -No, en serio, no lo queremos-

La respuesta de Annabeth me había llegado solo un par de días después, y como prometí le di a Hedwig una buena ración de golosinas para búhos y lechuzas que ella estuvo feliz de recibir. Mi nueva amiga del campamento había escrito su respuesta en una hoja de papel extraño y delgado, claramente muggle, que no podría ser considerado jamás como pergamino, y su letra estaba trazada en una tinta diferente a la que nosotros usábamos con las plumas. Definitivamente los muggles tenían sus modos ingeniosos de hacer las cosas.

Pero a pesar de las diferencias en el papel y la escritura, la letra de Annabeth era preciosa, y su respuesta me dejó lo suficientemente feliz como para dejar mi desayuno a medias.

—¿Quién te escribió? —interrogó Draco interesado, intentándome sacar la carta que apenas logró rozar con sus delgados dedos antes de que yo me apartara—. Eso no es pergamino, ¿qué es? —su ceño se frunció, con asco—. ¿Te escribes con muggles?

Leyendo "Cassidy Weasley y los elegidos" || hp & pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora