Capítulo 25: "Hipogrifo"

424 73 16
                                    



Nadie se atrevía a pedir el libro por miedo de que el hijo de Poseidón se pusiera a la defensiva. Ya de por sí Percy irradiaba un aura de poder que asustaba sus enemigos, pues sumándole que estaba preocupado por su hermana y enfadado por los comentarios de cierta familia pelirroja, daba pavor siquiera mirarle.

Sally no despegaba sus ojos de su hijo, sentía que su niño era una bomba de relojería, en cualquier momento iba a explotar y seguramente los Weasley y Dumbledore serían los primeros en sufrir las consecuencias. La mujer buscó con la mirada a Poseidón, el cual también miraba preocupado a su hijo. El dios sabía las consecuencias de enfadar a Percy, era un semidiós bastante poderoso capaz de liquidar ejércitos con solo un chasquido de sus dedos.

—Capítulo 25, "Hipogrifo".

La voz del chico era gruesa, tanto que consiguió que algunos de los presentes temblaran de miedo.

Las clases en Hogwarts transcurrieron con una velocidad vertiginosa, pero me sentía mucho más que lista para los exámenes. No solo podía leer, finalmente, todos mis libros de texto, sino también que recibía la constante ayuda y apoyo tanto de Astoria como de Draco. El chico intentó ayudarme a mejorar en pociones, quizá ahora ya no sería considerada la más desastrosa de mi clase, y gracias a mi mejor amiga ahora siempre era de las primeras personas en entregar los ensayos, participar en las clases, y responder todas y cada una de las preguntas de los profesores.

Pero la situación no se quedaba ahí.

Yo debía compaginar mis clases, horas de estudio, y el tiempo con mis amigas de forma tal en que también pudiera ayudar a Sirius. Le llevaba comida y discutíamos sobre cómo llevar a cabo la captura de la rata traidora que había desaparecido y ahora yo debía buscar por todo el castillo.

A Percy no le gustó eso, ¿por qué su hermana tenía qué soportar a un convicto cuándo debería estar descansando? Y por decir que a Sally tampoco le hacía gracia era poco, su niña tendría que disfrutar de sus días sin tener que preocuparse por una adulto con una salud mental deplorable.

—¿Qué asignaturas van a tomar? —me pregunta Erin desde su lugar frente a mí, el profesor Snape nos había entregado ya el formulario en pergamino con las asignaturas optativas para nuestro siguiente año.

—Definitivamente, no tomaré Adivinación —me negué rotundamente, sacando aquella asignatura de mi lista. No deseaba, en lo más mínimo, volver a la profesora Trelawney luego de su profecía real hacia mí en el curso anterior.

—Comprensible.

Nico susurró, su Cassy ya tenía suficientes profecías a su espalda como para que tuviera una asignatura donde las profecías eran el pan de cada día.

Astoria río—. Yo tomaré Aritmancia y... —meditó sus opciones—. ¿Cuidado de Criaturas Mágicas?

—¿Con Hagrid como profesor? —Erin frunció el ceño—. No gracias, prefiero conservar mis manos.

La sonrisa del medio gigante desapareció al ver que varios alumnos asentian sus cabezas de acuerdo con lo dicho.

—Nosotras sí la tomaremos —rectificó Hestia sentándose junto a nuestro grupito en compañía de su gemela. Últimamente no hablaba mucho con ellas—. ¿Verdad, Flora?

Flora asintió—. ¿Tú qué opinas, Cassidy?

Todas me miraron, me encogí de hombros—. Quizá. Runas Antiguas, Cuidado de Criaturas Mágicas, y tal vez Estudios Muggles... no lo sé.

Leyendo "Cassidy Weasley y los elegidos" || hp & pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora