Capítulo 21: "Regresando a la normalidad"

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Percy fue recuperando su color de piel y el dolor desapareció totalmente de su cuerpo, cosa que le alivió.

-Yo quiero leer ahora- La animada voz de Blaise Zabini hizo que el libro desapareciera de las manos de la hija de Zeus y apareciera en las manos del mago -Capítulo 21, "Regresando a la normalidad"-

Mi regreso al mundo mágico resultó ser bastante sencillo. El traslador del señor Carrow nos dejó en su casa, cené ahí con la familia que amablemente me atendió, y mantuve una animada conversación con las gemelas respecto a todo lo ocurrido, hasta que la señora Carrow nos indicó que debíamos dormir. A la mañana siguiente, por medio de una aparición conjunta, el señor Carrow me dejó justo frente a La Madriguera, y tras despedirme de él y agradecerle porque su ayuda, me dirigí a mi casa que ya no se sentía tanto como mía.

La construcción, sostenida en pie solo gracias a la magia, se mantenía exactamente igual que siempre. Algunas gallinas picoteaban el maíz por un lado, y uno que otro gnomo atolondrado, que no fue arrojado lo suficientemente lejos, corría de regreso a su escondite en el jardín. La puerta del frente estaba cerrada, pero sin ningún seguro, así que fue sencillo adentrarme a la casa sin necesidad de utilizar algún hechizo de apertura o las estúpidas llaves que siempre perdía entre los bolsillos de mis túnicas y mochilas.

A la distancia se escuchaban risas y carcajadas, así que supe fácilmente que mis hermanos estaban en uno de sus típicos partidos de Quidditch. El reloj encantado de mi madre hizo un suave sonido cuando la aguja con mi nombre apuntó hacia el cuadro que decía que estaba en casa. Los platos en la cocina hacían un suave tintineo mientras se lavaban solos gracias a la magia, y unos murmullos en la zona de lavado me dijeron que mi madre posiblemente se encontraba allí tarareando una canción.

Suspiré y miré el periódico sobre la mesita de la sala, en la primera plana salía la foto de un hombre gritando y con un aspecto bastante deplorable. Sabía quién era, todo el mundo mágico lo conocía, Sirius Black, un fiel seguidor de Lord Voldemort que había traicionado y delatado a los Potter y que, tras asesinar una calle repleta de muggles y a un mago, fue atrapado por los aurores y encarcelado en Azkaban, la prisión más segura y de la que nadie había escapado nunca... hasta ahora.

Ante la mención de Sirius Black los magos dejaron escapar gritos de terror, obviamente ellos no sabían sobre la inocencia del hombre. Por otro lado los semidioses se encontraban confundidos, ¿quién era ese tal Sirius Black?

Subí las múltiples escaleras de mi casa con pies pesados mientras leía, tras un movimiento de varita, el artículo bajo la foto que se movía. Al parecer, Sirius Black había escapado presuntamente de Azkaban el pasado lunes, es decir hace tres días, y ahora era buscado por todo Reino Unido ante la preocupación del Ministerio.

Entré a mi cuarto, el más alto de la casa justo frente al de Ron, y el más pequeño, y arrojé el diario El Profeta a mi cama mientras me disponía a arreglar mis cosas. La habitación tenía una delgada capa de polvo, signo de que mi madre no había entrado a limpiarla en semanas, nunca lo hacía, y con un suspiro saqué mi varita de la cintura de mi pantalón.

—¿Cómo era...? —me pregunté en un murmullo, mientras las tuberías hacían fuertes ruidos gracias al maldito ghoul del ático—. ¡Ah, sí! —exclame al recordar el hechizo que tantas veces había visto a mamá usar, realicé el movimiento de varita y recité el hechizo, un segundo después mi habitación se encontraba completamente limpia y yo no pude evitar dar saltitos de felicidad por mi logro.

Extrañaba el alegrarme por algo tan ordinario como la realización de un hechizo de forma efectiva.

Dejé la varita en la mesita de luz, y también el colmillo de basilisco, y comencé a desempacar. Los Carrow se habían tomado la libertad de comprar mis libros para este año escolar, lo cual me había avergonzado en extremo, y los habían transfigurado a griego clásico para que yo pudiera leerlos. Flora, incluso, me había enseñado más o menos cómo realizar aquel hechizo y al parecer me salía lo suficientemente bien como para leer el diario de los magos.

Leyendo "Cassidy Weasley y los elegidos" || hp & pjoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora