Las voces de los jóvenes comenzaron a alzarse en una discusión acalorada, siendo observados por el resto de los presentes.
-¡Lo único que ha hecho Cassidy ha sido protegerte! ¿Y tú se lo pagas así?- Percy habló con voz fuerte y bastante intimidante -Ahora mismo Cass no está bien psicológicamente Greengrass, y tú lo sabes-
-Lo siento...- En este punto Astoria era un mar de lágrimas, el hermano de Cass le intimidaba y la mirada de decepción de sus amigos la estaban matando.
-Un lo siento no arregla nada. Mi hermana está desaparecida y seguramente en un estado mental terrible, todo por tu culpa- El hijo de Poseidón tuvo que ser retenido por Annabeth y Clarisse para no lanzarse contra la jóven.
Mientras Nico y Will se encontraban pálidos, muertos de la preocupación por la chica que veían como una hermana mayor. Sabían que Cassidy no estaba mentalmente estable y seguro que las palabras de la chica que le gustaba le había dado fuerte. Temían que Cass hiciera se hiciera daño a sí misma.
La discusión se alargó unos minutos más hasta que, el no tan querido, director de la escuela de magia y hechicería interrumpió a Draco, quién intentaba calmar a todos.
-Continuaremos la lectura en dos minutos, por favor tomen sus asientos-
-Y una mierda, yo voy a buscar a mi hermana- Percy se encaminó a las puertas de madera, pero, cuando estaba a punto de caminar fuera, estas se cerraron impidiéndole el paso.
-Lo siento señor Jackson, pero no puedo dejar que salga del comedor mientras la lectura inicia- El viejo director sonrió.
-'ντε γαμήσου!- Exclamó el semidiós antes de volver a su sitio -Dame el puto libro y acabemos con esto rápido- Y con esas palabras dichas el libro apareció en sus manos -Capítulo 23, "El extraño profesor Lupin"-
Astoria nunca preguntó el motivo por el cual aquella noche de octubre permanecimos en el baño de niñas, abrazadas, hasta pasado el toque de queda. Tampoco sé si ella sabía, o suponía, el motivo por el cual yo me encontraba llorando en aquel pequeño cubículo pues ella nunca me lo hizo saber. El asunto jamás, en ningún momento, se mencionó o insinuó, tan solo quedó fundido en un cálido abrazo que una amiga le daba a otra para reconfortarla, y olvidado en un rincón de mi mente como también debí aprender a enterrar los recientemente descubiertos sentimientos.
Astoria comenzó a sentirse aún más culpable de lo que se sentía.
Ahora, dos semanas después de aquel hecho, podía asegurar que me sentía considerablemente mejor. Solo un poco. Así que tomé la decisión de comenzar a escribirme con Annabeth, aunque seguramente las lechuzas acabarían odiándome.
La primera vez, le pedí a Percy Weasley su lechuza, Hermes, pero esta intentó sacarme un dedo con su pico. Y cuando me adentré a la lechucería en busca de alguna lechuza de la escuela, todas las lechuzas se enfadaron conmigo e intentaron arrancarme un ojo con sus garras. Las lechuzas parecían odiarme, quizá porque eran el animal sagrado de la diosa Atenea, y yo era hija de su rival.
Poseidón suspiró, no era culpa de sus hijos su rivalidad con la diosa de la sabiduría.
Bufé molesta mientras me sacudía las plumas del cabello y bajaba por la escalera, una risa divertida llegó a mis oídos y se escuchó un aleteo. Brinqué a un lado un poco asustada, las aves nocturnas acabarían generándome una nueva fobia, pero suspiré aliviada al ver que solo estaban Harry con Hedwig descansando en su brazo.
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Leyendo "Cassidy Weasley y los elegidos" || hp & pjo
FanfictionCassidy solo quería un año normal sin tener que preocuparse por la guerra contra el Titán del Tiempo, que encima era su abuelo, o por la guerra Mágica contra Voldemort. Por su desgracia la suerte no está de su parte y las Moiras deciden que es buena...