Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN]

XL: Coincidencias Inquietantes.

—¡Oh! ¡Aquí estás, Ethan!—Kayla por fin me encuentra—¡Ven, Dylan! ¡Aquí está!

Dylan se acerca corriendo.

—¡Gracias al cielo!—exclama con alivio—¿Por qué huiste así?

—Todos piensan que soy un monstruo, chicos.—digo con la voz temblorosa.

—Pero no lo eres.—responde Kayla tomando asiento a mi lado.

—¡No! Váyanse, chicos, los odiarán si siguen juntándose conmigo.—les advierto.

—Como si eso nos importara.—refuta Dylan, sentándose frente a mí—Eres nuestro amigo, Ethan, en las buenas y en las malas. Nada de lo que hagas lo va a cambiar.

Quedo atónito ante sus palabras, no sé qué decirles.

—Ethan, no eres un monstruo, ¿de acuerdo?—insiste Kayla—Tener un mal manejo de tus emociones no te hace un monstruo...—me abraza—Y de hecho, es más común de lo que crees.

—Arruiné las cosas con Taylor.

Niega con su cabeza.

—Claro que no, sólo deja que se le pase el enojo y discúlpate. Verás que te perdonará.

—¿Tú crees?

—Por supuesto, ya lo hizo antes.

Suspiro.

—De acuerdo.

...

Los minutos pasaron y tuvimos que regresar al salón de clases. Sentado sobre mi silla, espero a que llegue el profesor, cuando veo a Ángelo y sus colegas entrar por la puerta riendo y haciendo bromas.

Sus miradas caen sobre mí, mas sus sonrisas burlonas no se borran.

—¡Hey, Ethan! Me enteré de que te peleaste con el niño ricachon de cuarto grado y ahora todos te llaman monstruo.—comenta Ángelo acercándose a mí y se sienta sobre mi escritorio.

Lo miro molesto.

—¿Y a ti qué te importa?—espeto con frialdad—Fuera de mi escritorio, estúpido. No estoy de humor.

—Cuida tus palabras, enano, o tendrás tu segunda pelea del día.—amenaza.

—Bájate de mi escritorio, idiota, no me importaría tener que quitarte a golpes.—respondo a su amenaza.

Su rostro se ilumina.

—¿Es un reto, mocoso? Porque lo acepto con gusto.—hace sonar sus nudillos, sonriendo sínicamente.

Aprieto mis puños a mis costados y me pongo de pie, pero Kayla me toma de la manga de mi saco y me hala hacia abajo, haciendo que me siente.

—¡No seas tonto, animal! ¿Quieres que te suspendan de nuevo?—reclama, haciéndome entrar en razón.

Respiro profundo.

—Sólo vete, Ángelo.—le ordeno, él suelta una risa arrogante.

—¿En serio? ¿Te controla esta nerd? Esperaba más de ti, Ethan Quinn.—se levanta y se va riendo, trato de mantenerme tranquilo.

Miro a Kayla, ella voltea sus ojos cruzándose de brazos.

—Hombres... nunca se les quitó lo cavernícola.—murmura regresando su atención a su cuaderno.

—¡Oye!—me quejo.

—Estabas a punto de ceder ante las provocaciones de ese gorila, no tienes derecho a ofenderte.—refuta.

Suspiro.

—Es verdad.—me recuesto sobre el escritorio.

Aún estoy frustrado por lo que hice, talvez las cocineras tienen razón: sí tengo problemas. Pero es que ellos no lo entienden, no saben todo lo que me pasa... a veces ni siquiera yo sé lo que me pasa.