2. Despues de ella

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FREEN SAROCHA.

Si me dijeran que iba a estar maquillando a la mismísima Becky Armstrong para una de sus tantas presentaciones... me estuviera riendo en la cara de quien lo dijo.

Era incrédulo para mí. Me posicioné frente a ella y tomé lo que creí necesario. Aunque al principio renegó, peleó y hasta me alzó la voz. Ahora estaba quieta, y es que solo tenía pocos minutos para presentarse y yo tenía que maquillarla a la perfección para que fuera acorde con su vestuario.

¿Pero cómo? ¿Cómo puedo estar tan tranquila si la tengo tan cerca?

Su perfume era ligero, pero lo suficientemente atractivo para que mis piernas tiemblen, y como sus ojos me miraban cuando estaba pasando algún maquillaje por sus mejillas, labios, nariz. Y yo la estaba tocando. Tanto tiempo mirándola a través de una pantalla y de la nada la tengo aquí. Imaginé muchas maneras de conocerla, pero esta jamás fue opción.

Nunca estuvo en la lista de cosas que haría en mi vida. Probablemente Becky no sea la personificación de buena persona. Era algo pedante, pero sin duda tenía una belleza hipnotizante.

Era sexy y su voz algo ronca pero dulce. La cual te idiotizaba y al mismo tiempo calmaba esos mares dentro de tu cuerpo. Tenía el poder de causar sonrojos y que verla una vez no fuera suficiente.

No estaba sola en la habitación, no me lo permitirían, pero su silencio tampoco me tenía tan cómoda. Tampoco esperaba que lo fuera, dado que a penas y nos conocemos, y ya me está dejando tocar su cara.

Para maquillarla, pero la estoy tocando.

Mis manos temblaban y era ridículo tratar de ocultarlo, dado que ella de vez en cuando levantaba la comisura de su labio en un intento absurdo de querer sonreír, pero nunca lo lograba. Parecía una máquina; con suerte y parpadeaba. Sus pestañas eran largas y su piel suave. Me coloqué a un lado para no estar entre sus piernas. Porque ahí sí que van a tener que recogerme.

En lo que tengo conociendo a Becky <<por una pantalla>> jamás sonrió para la cámara, siempre que daba las gracias era de manera neutral. Nunca vi un brillo inusual en su rostro o algo que la delatara de que estaba feliz. No sé por qué, pero siempre me fijaba en pequeños detalles.

Estaba lo suficientemente atenta a ella como para saber que Becky no era de las personas alegres que tanto se solía decir en las revistas. Que ni el dinero, ni la fama, ni el baile, eran una alternativa para sonreír.

—¿Qué tanto piensa usted? —inquirió sacándome de mis pensamientos.

Suspiré, —No le interesa.

—Solo intento ser amable y así me contesta —respondió gélida.

—Bueno, usted no lo fue conmigo.

—Sí, porque usted vino así de repente, no suelo confiar en las personas.

–Es la típica "por mi pasado tengo traumas". No, gracias, ya bastante inestabilidad hay en mi vida —juzgué.

—Tampoco es que le vaya a proponer matrimonio frente al público, afirmando que estoy locamente enamorada de ti —ironizó—. Solo le pregunté en qué pensaba. Su ceño se frunció al igual que sus labios y parecía disgustada por algo.

Tomé el brilla labios, —Pues... tampoco puedo estar tan feliz —susurré—. Me trató mal y no me pidió perdón.

—Tampoco lo haré —respondió con indiferencia.

—No lo pedí. Permítame ponerle él brilla labios.

Y aquí estaba de nuevo. Becky dejó los labios para que tuviera más facilidad, tragué en seco al tenerlos así de cerca era más de lo que yo podía controlar. Eran labios perfectos y carnosos. Y tuve miedo de que se notara como mi pulso tembló, como mis ojos no se podían despegar de ahí.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora