FREEN SAROCHA—Que sea rápido y breve, tengo cosas que hacer, William.
—Lo sé, sé que al igual que yo tú eres una chica ocupada. Y lo serás... bueno, serán, si aceptan lo que estoy a punto de ofrecerles —juntó sus manos por sobre la mesa.
Entrecerré la mirada, —¿Y que es eso que nos tienes que ofrecer? mientras no sea trabajar con tu hermana, por mí excelente.
Alzó las cejas, —Bueno... trabajar que se diga trabajar —titubeó.
—Al punto, William, ¿es eso?
Ladeó, —Tal vez. Sólo tal vez.
—Entonces, no —amagué para ponerme de pie, pero tanto Engfa como William me detuvieron.
—Espera, no te apresures —me calmó mi amiga.
—No, Engfa, no me quedaré aquí para recibir un empleo donde mi único trabajo sea ser humillada.
—Ustedes son chicas muy guapas, y me conviene tenerlas a mi lado —declaró.
Por la parte de Engfa era cierto. Mi amiga tenía unos ojos almendrados, un cabello negro el cual llegaba hasta su cintura y una linda figura. Solía utilizar más ropa suelta que otra cosa, pero eso no cubría su belleza.
Suspiré, —¿Y que haríamos exactamente para complacer a su majestad Becky?
William puso los labios en una fina línea, —Sé que Becky es difícil.
—¿Tan así? —cuestionó Engfa.
—No quieras saberlo —respondí.
—Pero también tiene un bonito corazón —enarqué una ceja—. Dependiendo de si hace sol o no.
Rode la mirada, —No sé si depende de si hace sol o no, lo que sí sé es que ni muerta maquillo más a Becky.
—¿Quién te dijo que la ibas a maquillar? ese trabajo se lo quiero dejar a tu amiga —expresó.
—¿Entonces? yo no soy necesaria aquí —dije con alivio.
—Más de lo que crees —tomó aire—. De vez en cuando necesitamos bailarinas. Pues una que otra, ya que Becky siempre tiene que hacer pasos complicados que conllevaban de su ayuda o sencillamente, tiene que bailar partes de canciones. Y como sabes, Becky no es...
—Fácil. Es insoportable, una chica cascarrabias que gracias a su humor parece que tiene algunos setenta años. Sin ofender a las personas de esa edad —comenté—. No me arriesgaré a nada.
—Pero si tú asististe a clases de baile, ¿cómo que no, Freen? —fulminé a Engfa con la mirada, y me sonrió si separar los labios. Metió la pata hasta el fondo—. Bueno, pero fueron más las faltas que las asistencias —seguí mirándola mal—. Y tampoco bailas tan bien —permanecí con la mirada sobre ella—. Y ni segura estoy de si fuiste, sólo fue un comentario y... ¿me calló? sí, me calló.
—No sé que más hacer para que aceptes. Te ofrezco de todo.
—¿Qué quieres decir con de todo? —inquirió Engfa.
—Miren, sé que trabajar con Becky no es fácil, pero brinda muchas comodidades a sus bailarinas. Por ejemplo, un apartamento todo amueblado, un coche para que no lleguen tarde a sus prácticas, y muy buena paga —Engfa y yo nos miramos de reojo—. Claro, tiene sus exigencias.
—Nosotras estudiamos —inició Engfa—. Y por supuesto también tenemos nuestras exigencias. No podemos estar corriendo de un lado a otro.
—El horario es flexible. Son cinco horas de entrenamiento entre ellas, una hora de descanso, pero es diario. Tenemos dos bailarines profesionales que son los encargados de enseñarles la coreografía que a veces ellos o Becky, crean. Jimin y Charlotte.
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AMOR DE CINE || FREENBECKY
NezařaditelnéBecky Armstrong es una bailarina muy famosa, conocida por hacer las mejores coreografías y saber que su trabajo siempre es y será primero. Alejando su vida de las cámaras y haciéndolas privadas; tiene a una fan que muere por conocerla y saber más de...