Extra [1/12]

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FREEN SAROCHA.

CUATRO AÑOS DESPUÉS.

—¿Cómo está la mujer más hermosa de este mundo? —Becky  pasó entre la gente que estaba recogiendo sus libros.

—Agotada. Estuve todo el día sentada en esa silla —me quejé.

Me hizo el pelo a un lado, —Y yo no tuve el privilegio de tener a mi esposa todo el día en casa. Eso es lo que pasa cuando mi chica es tan exitosa.

Suspiré, —Créeme, quiero llegar a casa. Pero ¿creí que estabas ensayando con Charlotte?

—Oh, es que ella y Engfa iban a tener una cita, ya cumplen dos años de noviazgo y sabes que no cambian.

Los años para Becky no habían hecho sino sentarle mejor, cada día era más cariñosa, me demostraba cuanto me amaba. Nuestro amor no disminuyó, sino que creció y eso fortaleció la relación. Yo tenía que dividir mis tiempos para trabajar en el hospital y de vez en cuando reunirme con la editorial, pero Becky mucha de esas veces me ayudaba.

Iba todas las tardes al hospital a dejarme comida y desearme suerte en el resto del día. Creo que es una de las cosas que más aprecio que sigan, que Becky no haya cambiado por ese lado conmigo, y que nuestra relación siga tan vivo como al inicio y más.

Sus detalles habían crecido al igual que los míos, y lo mejor de todo es que nos mudamos a Londres tal cual yo quería. Y Becky  así como lo dijo, cerró la empresa, no quiso seguir ahí pero levantó una con su propio esfuerzo y dinero que ya tenía. No le costó que fuera reconocida e inmeditamente cumplió su sueño. Ayudó a niños y personas adultas a hacer lo que les gusta.

Y hoy estaba aquí, siendo feliz, sin personas que la molesten tanto como antes. Todos estos años practicando para mejorar le han sentado muy bien, si antes tenía un enorme corazón hoy sin duda podía asegurar que Becky era la mejor mujer de este mundo. Me ha hecho feliz y sé que lo seguirá haciendo.

—Está hermosa hoy, Señora Armstrong Sarocha—sonreí y me mordí el labio inferior—. Me dan ganas de hacerle de todo.

—Becky, hay personas —advertí—. Aquí no.

—Mmmh... no me importaría enseñarle al mundo la mujer que tengo —tomó mi cintura—. ¿Y si nos vamos de aquí?

—¿Sí?

—Ajá —se inclinó a mis labios—. Lejos. Donde nadie pueda tenerte más que yo.

Un carraspeo interrumpió la escena de nosotras. Becky se separó un poco y frunció el ceño. Un joven de unos veintitantos me sonrió, se le veía emocionado. Becky la cual tenía su mano rodeándome, apretó aquella; formé una mueca con mis labios pero eso no me impidió para presentarme al chico.

—Mu-mucho gusto, Señorita Sarocha... —Becky inclinó la cabeza a un lado—. De verdad estoy tan feliz de poder conocerla por fin, he esperado... —el chico estaba tan emocionado que a penas y podía mantener el habla—. Dios mío, estoy tan cerca de usted.

Sonreí, —Hola, ¿cuál es tu nombre?

–Nico... o bueno, Nicholas, pero usted me puede decir así como le dije al inicio —tenía mi libro en sus manos—. Es un gusto verla así de frente y admirar su belleza —sonreí en agradecimiento, pero el carraspeó de Becky no fue tan agradable. Nico no le dio importancia, me tendió la mano—. En serio yo...

Pero cuando la iba a tomar, Becky se me adelantó y sonrió con falsedad. Nico se quedó confuso ante aquello.

—Mucho gusto, Rebecca Armstrong Sarocha—recalcó mi apellido—. Porque soy Sarocha. Porque esta mujer es mi mujer, mi esposa, con papeles y todo.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora