Extra [11/12]

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FREEN SAROCHA

Los meses de embarazo de Becky, han sido maravillosos, desde acariciar su pancita a la hora de dormir, hasta verla descansar plácidamente todas las mañanas. Me gustaba este proceso, me gustaba todo excepto que...

—Fini... —sentí que alguien punzaba mi hombro—,Fini. Anda, despierta.

Solté un pequeño quejido, sintiéndome incómoda por el hecho de que alguien me moleste a esta hora de la noche. Elevé un poco la cabeza, y eché un vistazo a la hora en el reloj de mesa. Gruñí y me terminé de sentar, al percibir a Becky esperando por mí.

—¿Qué pasa? —me eché el pelo hacia atrás y me mantuve con los ojos cerrados.

—Tengo mucha hambre —dijo. Abrí los ojos y fruncí el ceño, notando un poco su rostro, debido a que la luz de su mesita de noche estaba encendida.

—Becky, puedes caminar hasta el refrigerador, y comer algo. A mí déjame dormir —mi cabeza volvió a chocar contra mi almohada, pero no por mucho tiempo, porque otra vez sentí la punzada de su dedo en mi hombro—. Becky, déjame en paz.

—Mi amor.

Me senté en la cama otra vez, —Dime.

—Tengo hambre... pero no de cosas que están en el refrigerador —infló sus mejillas.

A este punto, me provocaba ternura. Sabía que no eran precisamente antojos los cuales Becky comería a esta hora de la madrugada, sino más bien que eran por cosas del bebé. Y esta era la cuarta vez que Becky me pedía cosas en la madrugada, debió haberse hecho costumbre para mí, pero no era así. Aún no.

—No, Becky, tienes cuatro noches consecutivas pidiendo lo mismo —me dejé caer boca arriba en la cama—, otra vez no.

—Sólo esta vez —unió sus manos—. Por favor, sólo esta vez.

—¿Dónde voy a conseguir fresas con chocolate y helado con Maní dentro? —cerré los ojos—. Becky, es imposible.

—Hay una tienda, muy cerca de aquí... por favor.

Farfullando me coloqué de pie, y fui a buscar mis cosas para así salir. En todo el transcurso de ir a la tienda, creía que los ojos me iban a fallar, pero en cuanto estuve de regreso en mi casa, llevé todo a la habitación. Y mi quijada se cayó al piso, cuando presencie aquello.

—Rebecca. Ay, por Dios —negué repetidas veces con mi cabeza—, no puedo creer que te hayas dormido.

*****


Nueve semanas de embarazo.

Desde donde estaba, podía ver perfectamente a Becky parada en la puerta de nuestra habitación. Pero no despegué la mirada de mi portátil, debido a que tenía que entregar cosas muy importantes, y estaba aprovechando que Fanny dormía plácidamente, así no me interrumpía en alguno de mis deberes, y Becky podía descansar.

Pero Becky hacía cualquier cosa, menos descansar, sino que daba vueltas en toda la casa. Después de todo, Fanny estaba en unos meses en los cuales ya no lloraba tanto como antes. Era una niña tranquila, y se mantenía así.

Becky caminó hasta mí, y sentí la cama bajarse a mi lado, ella se había acomodado, mirando lo que yo hacía en la portátil, no obstante, mantuve mi mirada en la pantalla. Suficientemente sumergida, para no percatarme que estaba leyendo mi conversación de trabajo.

—¿Quién es ese tal Billy? —preguntó.

—Billy, mi vida. Y es un chico que ingresó —expliqué—. Te lo iba a presentar.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora