15. ¿Besarla?

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MARATÓN 2/6

BECKY ARMSTRONG

DOS AÑOS ATRÁS.

Recordar es vivir, pero bien digo que si ese pasado te duele ya no estás recordando, te estás suicidando.

Te levantas un día y ya no quieres soñar, ya no quiere que tu vida siga. Te agotas con facilidad, la vida se detiene y... tú también.

Duele. Sí.

Hace eco en mi corazón y no quiero, porque cada que recuerdo aquella dolorosa escena es como si me estuviera gritando en la cara que no fui suficiente, pero soy capaz, ¿no?

Si me cambió por alguien que tenía menos, tal vez yo no era suficiente. Me senté en la mesa a mirar hacia la nada, era bueno cuando no tenías que pensar, o tal vez, todo se apagaba y te evitabas juzgar. Era una combinación de ambas cosas.

Triste. Feliz. Nostálgica.

Era mi culpa. Eso me decía, pero mi corazón era todo lo contrario, apuntaba a decirme que no, que no fui yo sino ella, de igual manera, pararme en medio de la sala a buscar un culpable no reduciría mi dolor.

Si se dan cuenta el dolor físico duele menos, lloras menos y con decirte a ti mismo que pasará eso de detiene, pero ¿quién afirma que el amor será igual?, ¿quién me confirma a mí que no dolerá peor?, ¿qué ese raspón en el corazón curará con tan solo poner una curita sobre la herida?

Sulax se arrodilló junto a mí, posó su mano sobre las mías las cuales estaba reposando en mis piernas.

No hice nada, no me inmuté, mi cuerpo estaba congelado. Vi esas imágenes con mis propios ojos, nadie vino a contármelo. Me alegro de que haya sido yo quien descubriera esto.

Volví a ver a esa niña, la cual tenía miedo del divorcio de sus padres, pero al mismo tiempo sentía paz. Eso era extraño, sabía que lo mejor era que no estuvieran juntos; pero dolía saber que jamás se mirarían de la misma forma, con ojos de amor.

Otra vez fui esa niña, quién vivió con el rechazo de su madre, con el dolor de cargar las culpas de sus padres, la frustración de no poder ser lo que ella quería por el hecho de lo que la sociedad diga.

Volví a ser una niña, y recordar dolía tanto o más que haber vivido aquello.

—Becky —Sulax movió su mano hasta posarla en mi mejilla y secar aquella lágrima derramada por ella—. Permíteme explicarte, por favor, amor —permanecí en silencio—. Las cosas pueden tener solución, eso que viste no fue más que... —rebuscó las palabras—. Un montaje.

Los dos en mi cama, los dos besándose, los dos...

Y decía que era un montaje con su cara dura.

—No me toques —pedí en un susurro.

—Becky —volvió a poner su mano sobre la mía y yo la aparté.

—No... —me tragué las lágrimas—, me toques.

—No es como lo viste, yo te amo —sorbió su nariz, algo dentro de mí se estaba desarrollando, una capa, dos, tres, un muro, dos, tres, así hasta que sentí a mi corazón protegido, era increíble como podía pasar de amar a una persona, a odiarla con todas las fuerzas de tu alma.

No querer ni verla o peor aún, querer gritarle hasta de lo que morirá, echarle en cara todo lo que un día hiciste por ella, gritarle que nadie le dará lo mismo, ser egoísta, echarla a patadas de tu vida y desearle que se encuentre con una persona como ella.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora