33. Arreglarte

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BECKY ARMSTRONG

Dicen que a veces necesitamos tiempo, ya sea para reparar daños que hicieron otras personas o por el simple hecho de que es lo que le hacemos al corazón cada tres meses.

Pero llegué a la conclusión de que el mío no solo necesitaba una reparación, sino también una limpieza. Abrí los ojos, realmente agotada del día de ayer, solo sé que amaneció por la poca luz de mi habitación, y al lado sentía la presencia de alguien, no tenía que ser muy inteligente para saber que era Freen quien estaba ahí.

Sonreí y me elevé boca abajo, apoyada de mis brazos. Después de ayudarme con mi crisis, porque sentí que fue una crisis y lo peor de todo es que no sabes cuando empieza ni cuando termina. Solo sabes que está ahí.

Después de haberme enterado de todo eso, sentía que una más me terminaría de destrozar y acabaría con todo. Y esto es una mierda, mi vida es una puta mierda, cada día está peor, y duele saber que toda mi vida, o por lo menos, parte de ella, estuve engañada. Con una venda sobre mis ojos y todo por culpa de mi padre.

Con mucho cuidado de no despertarla, me senté en la cama y con la mirada busqué mis zapatos. Pero primero fui a ponerme algo de ropa casual para así poder salir.

—ffluffy—llamé cuando estuve en la sala. Este llegó a mis pies, me agaché—. Hola, lindo. Saldré, ¿me acompañas? —este ladró—. Chisss... despertarás a mamá, ffluffy. Y no sabes lo hermosa que se ve durmiendo.

Lo cargué conmigo. Y cuando entré al coche, lo puse en marcha y conduje hasta un lavado de auto. Cuando llegué me bajé y saludé al chico que siempre lo limpiaba.

—Deseo que le quites todo olor a canela por dentro, y lo dejes como nuevo —dije.

—¿Por qué?, creí que te gustaba, Becky —preguntó.

—Solo quítalo. Yo iré por mientras a este supermercado que está aquí cerca —avisé.

—Muy bien, te lo dejaré como nuevo —me aseguró.

Asentí y tomé a ffluffy para irme con él al supermercado. Tomé un carro para las compras y justo cuando iba a pasar para uno de los pasillos, la madre de Freen.

—Becky —sonrió con amabilidad al verme.

—Oh, hola, Amanda. ¿Cómo está?

—Ahora que te encuentro bastante bien, hace tiempo no te veo; cuando llamo a Freen casi siempre le pregunto por ti, pero dice que estás ocupada —comunicó.

—Pues sí, así estoy la mayoría de veces —miré mi carro de compras—. ¿Usted ya se iba?

El de Amanda estaba lleno, así que por eso pregunté.

—Tengo que tomar algunas cosas más, ¿por qué la pregunta?

Sonreí con inocencia y timidez.

*****





—Le gusta mucho el Yogurt, pero tiene que ser natural, casi no toma de fresa —explicó.

Tomé el Yogurt y lo puse en el carro de compras.

—¿Le gusta mucho este tipo de queso? —alcé para que Amanda me dijera.

—Mmmh, depende, casi no lo come, pero de vez en cuando le apetece —dijo.

—Perfecto. ¿Frutas?

—Sandía y Fresa, es muy quisquillosa con eso y siempre tiene que haber en la nevera.

—Sandía y fresas —repetí. Lo puse en el carro de compras—. ¿Nos vamos para el área de aromatizantes?

—Oh, cierto, el olor a cítricos y vainilla le encantan, es muy específica.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora