Extra [6/12]

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FREEN SAROCHA

Avancé hasta el baño para terminar de vestirme con la pijama, deseaba con todas mis fuerzas, descansar luego de este día. Y sé que Becky también, ella se encontraba descansando. Me puse de costado y sonreí al ver el pequeño bulto que se estaba formando en mi pancita, era hermoso. No podía esperar para saber si sería niño o niña.

Cualquiera de las dos me pondría igual de feliz y entusiasmada.

Suspiré.

Estaba cansada, pero hace rato que Becky me insistía sobre una cosa.

Cosa que no le he podido dar, no por falta de ganas, sino porque mis horarios han sido muy pesados, tanto así, que el doctor me ha recomendado ir a reposo, debido que estoy bajo mucho estrés cosa que no puede ser. Por obvias razones.

Me terminé de amarrar el cabello en un moño y salí del baño, encontrándome con una Becky muy sumergida en su celular. Sonreí y me dirigí a la mesita de noche para poner mis pertenecías ahí. Pero en ese transcurso, sentí las manos de Becky colarse por mis brazos e ir subiendo hasta mi hombro. Jadeé al sólo sentir de su mano contra esa parte de mi cuerpo.

Mucho tiempo sin ser tocada por ella. Mucho tiempo sin sentirla contra mí y por supuesto, mucho tiempo sin compartir esa clase de intimidad con mi esposa.

Que hasta el día de hoy, se me hace tan incrédulo el hecho de estar casada con Becky Armstrong. Un día fui su fan, nos detestábamos y ahora estábamos aquí. A punto de tener un pequeño y con las inmensas ganas de comernos esta noche.

Era una de las pocas en las cuales llegábamos al mismo tiempo y no tarde, encontrando a la otra dormida o simplemente tan cansada, que ni se pueda terminar de vestir bien. Yo más que nada, debido a mi situación.

Lancé mi cabeza hacia atrás, y dejé escapar un suspiro. Más que agotador, de los nuevos sentimientos que estoy experimentando con el toque de mi esposa. Pasé saliva y reposé mi cabeza en su hombro. Becky dejó pequeños besos en mi cuello, tan pequeños pero significantes, jadee ante el sentimiento.

—Hace mucho que usted y yo, no tenemos ese tipo de conexión, ¿no cree, señorita Sarocha? —su mano emigró a uno de mis senos. Gemí bajito y cerre mis ojos—. ¿Se hacía así?, ¿o usted me quiere enseñar?

La voz sensual que emitía en este momento, me daba viajes a la luna. Se sentía no sólo bien, sino también excitante.

Su tono ronco y sexy, desprendiendo ese toque de dulzura que solía caracterizarla, Mierda, era lo mejor de este mundo. Becky era lo mejor de este mundo.

—No te quiero hacer daño, Freen. Dime para tenerme, no quiero ser gentil —susurró en mí oído y mordió el lóbulo de mi oreja—. Dímelo, maquillista.

—Aquí no me digas así —rogué. Aun con su mano en mi pecho, y cuando amasó gemí más alto—.Demonios, Becky, quítame esto.

Supliqué. No quería la pijama. Así que Becky fue desabotonándola hasta dejarme en sostén. Siguió tocando por encima de este.

—¿Por qué no quieres que lo diga? —chupó la parte de mi pulso. Me mordí el labio con una pequeña sonrisa—. ¿Lo recordarás en otros momentos?

—Sa-sabes que sí —llevé mi mano para atrás y tomé un puñado de su cabello—. Te extraño tanto.

—¿A mí o a mis dedos y mi boca?

—A todo de ti. Eres tan completa.

—Y tuya.

—Mía, Bec —me giré. Lanzándola a la cama y subiéndome a horcajadas sobre ella—. Tardas mucho.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora